VIDA COTIDIANA
Las redes comerciales del Mediterráneo emergieron a principios del tercer milenio a. C. A finales de la Edad del Bronce Tardío, las complejas rutas de navegación marítima exigían la existencia de astilleros, puertos y determinados centros de producción. El Pecio de Uluburun del siglo XIV a. C., excavado cerca de la costa sur de Turquía, es un ejemplo de las prestigiosas mercancías que fluían a través de aquellos canales comerciales. Incluía cobre chipriota, anclas levantinas, cerámica micénica, resina y lingotes de vidrio egipcios, ébano y marfil africanos, ámbar báltico, estaño del centro de Asia, ánforas de vino de la costa de Israel y armas italianas. Este naufragio es una muestra de las extensas conexiones mercantiles que existían en aquella época.
Los puertos marítimos naturales se convirtieron en centros importantes para el comercio; servían a los grandes centros urbanos localizados tierra adentro. Así pues, Minet el-Beida era el puerto de entrada hacia Ugarit, en Siria. Asimismo, Poros Katsambas fungía como la entrada principal de Cnosos, en Creta. Durante la agitación regional que sucedía por el año 1200 a. C., sobrevivieron algunas antiguas ciudades portuarias, mientras que aparecieron nuevos puertos de la Edad del Hierro, como Tiro, Sidón y Dor por la costa levantina; de igual modo, Salamina y Amatunte, en Chipre. Sostuvieron la continuidad de la red comercial durante la Edad del Hierro.
Con el tiempo, los fenicios trataron de dominar el transporte en el Mediterráneo oriental desde sus puertos en Tiro, Sidón y Beirut. Salomón construyó navíos en un puerto nuevo en Ezión-geber, localizado cerca de Eilat, en el mar Rojo. Hiram de Tiro proveyó marineros experimentados bien versados en las rutas marítimas para que acompañaran a los israelitas en sus viajes (1 Rey. 9: 26-28). Desde su puerto en el golfo de Áqaba, partían hacia Ofir y Tarsis para volver con oro, plata, marfil, piedras preciosas, madera de sándalo, monos y pavos reales (1 Rey. 10: 11-12, 22). Durante la monarquía dividida, Josafat quiso imitar a Salomón y acordó construir una flota de navíos con Ocozías, rey de Israel. Sin embargo, los barcos se rompieron en sus puertos en Ezión-geber (2 Crón. 20: 35-37). El rey Uzías (Azarías) también participó en el comercio marítimo desde la misma ciudad portuaria (2 Rey. 14: 22; 2 Crón. 26: 2). Otros escritores bíblicos se refirieron a los navíos y al comercio con diversas naciones (Prov. 31: 14; Eze. 27: 4-9). Jonás zarpó desde Jope (al sur de la actual Tel Aviv) rumbo a Tarsis, ubicada en la costa oriental de España (Jon. 1: 3-9).
Los arqueólogos han excavado dos posibles sitios del puerto de Ezión-geber. Nelson Glueck trabajó en Tel el-Kheleife, pero los análisis posteriores han sugerido que las evidencias no apoyan dicha identificación. Otros arqueólogos han propuesto la isla de Jezirat Fairún, ubicada al sur de la actual Eilat y muy cercana a la costa oriental de la península del Sinaí, como posible candidata. Su puerto antiguo parece reflejar características del diseño fenicio. Además, también es posible que los restos de Ezión-geber se encuentren debajo de los puertos y los edificios actuales de Eilat y todavía no han sido descubiertos.