TIERRAS Y LUGARES

Khirbet Qeiyafa (Sha'arayim bíblica)—1 Samuel 17: 52

Khirbet Qeiyafa es un sitio de 2,3 hectáreas localizado en la región occidental de la alta Sefelá que se alza sobre el valle de Ela desde el norte. Yosef Garfinkel y Saar Ganor, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, junto con el director asociado de la Universidad Adventista del Sur, Michael G. Hasel, condujeron una excavación allí entre 2007 y 2013. En 2014, Khirbet Qeiyafa pasó a formar parte de la Autoridad de Parques Nacionales de Israel.

El sitio tiene una muralla de doble exterior (casamata) especialmente impresionante, edificada con piedras que pesan hasta 8,8 toneladas (ocho toneladas métricas). Esa construcción tan gigantesca resulta desconocida en las ciudades de la Edad del Bronce Tardío; tampoco es evidente en cientos de sitios más pequeños de la Edad del Hierro I en la campiña. Los arqueólogos han descubierto dos enormes pórticos contemporáneos que datan de la Edad del Hierro II A (siglos XI a X a. C.)

Los excavadores encontraron cientos de vasijas de cerámica restaurables en los suelos de las casas y entre las murallas de la casamata. Son típicas de la Edad del Hierro I, con algunas características que después se convirtieron en indicadores clásicos de la Edad del Hierro II A, la época de Saúl y David. Las vasijas pertenecen a tres categorías diferentes. El primero grupo y el más amplio es el de simple vajilla, que consiste de una cantidad pequeña de tipos de vasijas. La mayoría carece de decoración. Los tazones y los tarros rara vez tienen arcilla roja y a veces también se les nota bruñido a mano irregular. Algunas vasijas de «vajilla de Asdod» eran importadas de la planicie costera, así como dos vasos blancos y negros originalmente fabricados en Chipre.

Los excavadores descubrieron varios cientos de objetos de piedra hechos de piedra caliza tanto dura como suave, así como creta, basalto, roca de playa, pedernal y otros minerales. Algunos fragmentos de pequeñas vasijas de alabastro indican que los habitantes locales comerciaban con Egipto. Otros hallazgos incluyen más de cien herramientas de hierro y bronce (sobre todo armas), entre las que se cuentan espadas de hierro, dagas, puntas de flecha, puntas de lanza y un hacha de bronce. Dos crisoles de alfarería que tenían escorias de bronce indican que se realizaba fundición en ese sitio.

Tres salas cúlticas contenían diversos artefactos, como piedras verticales, altares de basalto, vasijas de libación y modelos de templos. El modelo de templo hecho de piedra recuerda ciertas prácticas de construcción vistas en el templo salomónico casi medio siglo después. Sin embargo, no se han encontrado figuras de personas o animales. Las prácticas cúlticas de Khirbet Qeiyafa parecen diferentes a las cananeas y filisteas, que solían tener templos a gran escala caracterizados por sus múltiples objetos iconográficos.

Una óstraca (trozos de cerámica con inscripciones) encontrada en Khirbet Qeiyafa contenía cinco líneas con setenta letras en total. Están escritas en la tradición cananea (también conocida como «protocananea»). Una buena cantidad de la escritura está borrosa, por lo que resulta difícil descifrarla. Esa inscripción incluye palabras como «no hagas» (al taas), «juez» (shofet), «esclavo» (ebed), «dios» (El), «Baal» y «rey» (melej). Hasta hoy, es la inscripción existente más larga que data de los siglos XII a IX a. C. encontrada en la región y una de las pocas descubiertas en un contexto estratigráfico claro. Si aceptamos que el comienzo de la primera línea se lee como al taas (‘no hagas’), entonces el idioma es el hebreo. También podría ser cananeo, fenicio, filisteo o algún dialecto semítico desconocido. Según la interpretación que la expedición hizo del sitio, dadas su localización, su arquitectura y su dieta, Khirbet Qeiyafa fue parte del reino de Judá. Por tanto, es muy probable que la inscripción sea representativa del hebreo muy antiguo. Una segunda inscripción descubierta en 2013 contiene el nombre Es-baal; uno de los hijos de Saúl también se llamaba así, aunque, al parecer, pertenece a otro individuo.

Los miles de huesos de animales recuperados en Khirbet Qeiyafa incluyen ovejas, cabras y reses, pero nada de cerdos, a diferencia de los centros filisteos cercanos de Ecrón (Tel Mikné) y Gat (Tel Safi), donde la población local comía bastante cerdo. Un segundo aspecto relativo al consumo de alimentos lo constituyen las bandejas para hornear de cerámica encontradas en cada edificio de Khirbet Qeiyafa, pero desconocidas en Ecrón y Gat. Estos aspectos demuestran que dos poblaciones diferentes coexistieron en la Sefelá de la Edad del Hierro y que la gente de Qeiyafa claramente no fue filistea.

La cuestión principal que ha causado complicaciones a los arqueólogos con respecto a Khirbet Qeiyafa es su posible relación con los textos bíblicos que describen procesos de formación del estado en Judá, las actividades del rey David y los constantes enfrentamientos militares en el valle de Ela. Tal es el quid del debate académico sobre la arqueología y la historia de la Edad del Hierro. La estela de Tel Dan que describe a Judá como la «casa de David» ya lo ha confirmado como personaje histórico. Sin embargo, todavía no queda claro si fue el gobernante de un vasto imperio o solamente un cacique local y de poca importancia.

Khirbet Qeiyafa se ha convertido en un elemento clave para entender cómo se estableció Judá. Es una ciudad fortificada en Judá localizada a un día de camino (a pie) de Jerusalén y a un día de viaje de Hebrón. La distancia entre las tres ciudades corresponde bien a la distribución de las ciudades principales en un antiguo reino como ese. Por ende, Khirbet Qeiyafa quizá fuera la tercera ciudad más importante a principios del reinado de David.

Sería de esperar que el registro bíblico mencionara una ciudad de tal importancia aparente. Los erutidos han presentado varias propuestas para identificar el sitio. La propia expedición arqueológica sugirió el nombre de Saaraim, que la tradición bíblica menciona dos veces en el contexto del valle de Ela, y dos veces en asociación con el rey David. Además, las dos puertas de Khirbet Qeiyafa son una pista importante para identificarla con Shaarayim, nombre que significa ‘dos puertas’ en hebreo (1 Sam. 17: 52).

Por otra parte, Khirbet Qeiyafa se ubica entre Khirbet Shuweike (la Soco bíblica) y Tel Zakariye (la Azeca bíblica). La Biblia dice que la batalla entre David y Goliat tuvo lugar «entre Soco y Azeca» (1 Sam. 17: 1). Las enormes fortificaciones del sitio y su rica colección de objetos metálicos indica que fue una guarnición o fortaleza militar para proteger la frontera y el camino hacia las colinas centrales del país.

La cronología y la geografía de Khirbet Qeiyafa, así como los hallazgos arqueológicos, demuestran que la Biblia sí preserva los datos históricos. Las inscripciones indican que se practicaba realmente la escritura durante este periodo y, por ende, podría producir documentos que conservarían la información histórica para las fortunas de todos los interesados.