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Debates en el mundo del Nuevo Testamento—Hechos 4: 8

La práctica de debatir era un componente clave de la cultura grecorromana en el mundo del Nuevo Testamento. Era principalmente una cultura oral, como lo eran la mayoría de las sociedades antes de la invención de la imprenta, con conferencias y representaciones como la forma principal de comunicación pública.

La educación clásica valoraba mucho el arte de la oratoria y el debate, y los más educados recibían una formación especializada en este campo. El orador (rhetor), una figura célebre en la sociedad antigua, era alguien que podía influir en los demás a través del discurso persuasivo y la retórica (rhetorike), ya sea en una conversación privada o en una presentación pública. A veces, esa retórica se conservaba en forma escrita.

El discurso y la argumentación efectiva en un debate eran herramientas útiles en el derecho, la política, las ceremonias sociales y la religión en todo el Imperio romano. Sin embargo, el uso de tales habilidades podía volverse peligroso, especialmente si se empleaban por razones equivocadas. Como señaló Cicerón (106-43 a. C.), lo mejor sería que los oradores y polemistas hábiles también manifestaran las mejores cualidades humanas, llevando a su audiencia a vivir por el bien de los demás y así desarrollar la mejor sociedad humana posible.

Las características distintivas de las formas de oratoria latina y griega se pueden resumir de la siguiente manera:

Algunos judíos, así como algunos de los apóstoles, estaban bien versados en técnicas retóricas. El apóstol Pablo había recibido ese entrenamiento en sus estudios rabínicos. Aunque las fuentes talmúdicas se originaron después de la época del Nuevo Testamento, ofrecen indicios sobre algunas prácticas judías durante la época apostólica. Los roles de los rabinos talmúdicos como oradores públicos, maestros y juristas son paralelos a los de los oradores romanos.

La literatura rabínica adoptó y adaptó varios aspectos de la tradición retórica grecorromana clásica, como se demuestra en el hábito talmúdico de argumentar ambos lados de casos hipotéticos, los diversos métodos hermenéuticos del midrash y la estructura de los sermones de la sinagoga. Pero eso no significa que los rabinos hayan copiado todos los aspectos de la retórica griega o romana. Los polemistas judíos no adoptaron el relativismo epistemológico extremo de la retórica, como se evidencia por su uso limitado de la argumentación teórica, su descripción del procedimiento judicial rabínico y divino y su dedicación a la tradición profética bíblica. Algunos de estos aspectos también se pueden ver en el Nuevo Testamento, específicamente en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

El libro de los Hechos describe dos tipos de debate y retórica. El primero aparece en la estrategia retórica del propio autor y el segundo, en el contenido del libro. De hecho, alrededor del treinta por ciento del libro consiste en debates, diálogos, monólogos, sermones y otros tipos de presentaciones orales. Es un porcentaje mucho más alto de contenido hablado que el que se encuentra en otras narrativas antiguas.

En total, el libro de los Hechos contiene alrededor de veinticuatro discursos: ocho de Pedro, nueve de Pablo, uno de Esteban, uno de Santiago y unos pocos de otras personas. Incluso aquellos que niegan la historicidad del libro reconocen que sus discursos utilizan estrategias similares a las que se encuentran en eventos históricos conocidos de esa época, como los debates legales romanos. Gran parte del Nuevo Testamento, si no todo, fue escrito inicialmente para ser leído en voz alta y también incorpora algunas estrategias retóricas.

Watson, The Rhetoric of the New Testament: A Bibliographic Survey.

Hidary, Rabbis and Classical RhetoricSophistic Education and Oratory in the Talmud and Midrash.