TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTÍGUOS

Los manuscritos del Nuevo TestamentoColosenses 4

Los primeros manuscritos del Nuevo Testamento pertenecen a tres categorías principales: papiros (escritos en letras mayúsculas en papel de papiro), unciales (también en letras mayúsculas) y manuscritos en minúsculas (en letras pequeñas, continuas o conectadas). Los primeros cristianos abandonaron gradualmente la antigua costumbre judía de usar rollos de papiro para sus textos sagrados y adoptaron el papiro, la vitela y los pergaminos encuadernados en forma de libro (códices). La ventaja de los códices, así como el deseo de distinguirlos de sus homólogos judíos no cristianos, podrían haber motivado este cambio, especialmente después de que Claudio (49-54 d. C.) expulsara a los judíos de Roma, los judíos ejecutaran a Santiago en el año 62 d. C., los romanos persiguieran a los cristianos como chivos expiatorios del gran incendio de Roma (64-68 d. C.), Jerusalén fuera destruida en el año 70 d. C. y los judíos incluyeran en Las Dieciocho Bendiciones una maldición sobre los cristianos, expulsándolos de sus sinagogas (alrededor del año 80 d. C)

Por consiguiente, existen relativamente pocos rollos del Nuevo Testamento. Además, los rollos son más difíciles de manejar y cuidar que los libros. De hecho, no nos queda ningún autógrafo (copia original) de la Antigüedad y es más probable que cuando Pablo recomendó que sus cartas fueran distribuidas en las iglesias (Col. 4: 16), los escribas cristianos hicieran copias con ese propósito. Las estimaciones del número de manuscritos existentes varía, ya que los nuevos hallazgos incrementan su número constantemente. Podemos hablar de casi seis mil manuscritos griegos, diez mil manuscritos en latín y unas nueve mil trescientas copias de las primeras versiones de la Biblia en idiomas distintos al griego o al latín. Entre los manuscritos griegos, solo unos cien son papiros, catalogados con la letra P, seguida de un número en superíndice. El papiro más antiguo del nuevo Testamento conocido hasta ahora es el P52 (también conocido como el fragmento de John Rylands), una sección de Juan 18: 31-33, 37-38 que data de principios del siglo II. Los papiros de Chester Beatty, que datan de mediados del siglo II a finales del siglo III, constan de tres códices (P45, P46 y P47) que contienen porciones de la mayor parte del Nuevo Testamento, mientras que los papiros Bodmer (P66, P72 y P75), que datan de mediados del siglo II a finales del siglo III o principios del siglo IV, contienen porciones de Lucas, Juan, Judas y 1 y 2 Pedro.

En cuanto a los unciales en vitela y pergamino, los manuscritos más importantes del Nuevo Testamentos, los académicos generalmente los catalogan con letras y números y son mucho más numerosos, con un total de cientos de copias, de las cuales 34 son bilingües, principalmente en griego, latín o copto. El Codex Sinaiticus del siglo IV (א leído como aleph), que fue descubierto por Tischendorf en 1844 y que contiene casi la mitad de la LXX (una traducción griega temprana del Antiguo Testamento) y el Nuevo Testamento entero (excepto Marcos 16: 9-20 y Juan 7: 58–8: 11), es generalmente considerado el texto antiguo más importante del Antiguo Testamento.

Otro uncial del siglo IV muy apreciado por los especialistas es el Codex Vaticanus (B), que contiene la mayor parte de la LXX y casi todo el Nuevo Testamento. Desafortunadamente, a este importante manuscrito antiguo del Nuevo Testamento le falta todo lo que viene después de Hebreos 9: 14, así como Marcos 19: 9-20 y Juan 7: 53–8: 11. Según Agustín, algunos copistas eliminaron la historia de la mujer adultera para que sus mujeres no consideraran que las autorizaba a pecar. Sin embargo, los papiros más antiguos mencionados con anterioridad también omiten esta historia (P66, P75).

El Codex Alexandrinus, que data de principios del siglo V, contiene la LXX completa y el Nuevo Testamento, excepto algunos capítulos o versículos de Génesis, 1 Samuel, Salmos, Mateo, Juan y 2 Corintios. A veces los copistas reutilizaban los pergaminos unciales raspando el texto original y escribiendo uno nuevo. Quedan unas pocas docenas de palimpsestos cristianos (‘manuscritos reescritos’) de la Antigüedad, de los cuales un buen ejemplo es Ephraemi Rescriptus (C), que data de mediados del siglo V. En el siglo IX, progresivamente, llegó a ser una norma para los copistas producir manuscritos en minúscula, utilizando pergamino y papel. Aún existen casi tres mil ejemplares de estos manuscritos. El texto que utilizaron se remonta a un tipo de texto conocido como Bizantino (también llamado Texto Mayoritario), que se desarrolló en el siglo IV o V y se convirtió en el texto eclesiástico oficial del período posterior. Por eso, sus lecturas son fáciles y refinadas, pero con muchas fusiones, expansiones y armonizaciones.

A menudo los eruditos clasifican los manuscritos del Nuevo Testamento según ciertos tipos de textos o familias principales. Una familia es un grupo de textos con un antepasado o antecedente común debido a que los errores cometidos al copiar un texto generalmente se conservaron en copias posteriores. Sin embargo, una familia no está representada por todo el manuscrito, porque la práctica antigua era copiar libros o segmentos de libros del Nuevo Testamento, no todo el Nuevo Testamento. De esta manera, varias familias de textos pueden estar representados en un solo manuscrito. Los manuscritos griegos del Nuevo Testamento generalmente se clasifican en uno de los siguientes cuatro tipos de textos: (1) alejandrino (una familia muy antigua de manuscritos del Nuevo Testamento de Egipto); (2) bizantino (un tipo de texto posterior de Constantinopla, que recibió una gran cantidad de adornos y fue ampliamente utilizado en manuscritos con caligrafía minúscula); (3) occidental (representado por el Codex Bezae, un texto más libre que no se conserva muy bien, a pesar de que los Padres de la Iglesia y los traductores de latín y siríaco lo usaban con frecuencia); y (4) cesáreo (una mezcla de tipos de textos alejandrinos y occidentales).

Las pruebas textuales del Nuevo Testamento también provienen de leccionarios, que son secciones del Nuevo Testamento escritas para el uso litúrgico sin importar el tipo de letra (mayúscula o minúscula) o el soporte de escritura empleado. Para determinar tanto como sea posible cuál fue la redacción original de un determinado versículo del Nuevo Testamento, el campo de la crítica textual ha establecido varios «cánones» o reglas mediante las cuales se puede evaluar la fiabilidad de un manuscrito (por ejemplo, los manuscritos más antiguos y las lecturas más breves y más difíciles suelen ser preferibles). A partir de una comparación minuciosa de cientos de manuscritos, se ha considerado que los papiros y los unciales de la familia alejandrina superan a los manuscritos minúsculos y a los leccionarios debido a su antigüedad y fiabilidad general.

Thiede y d’Ancona, The Jesus Papyrus

Parker, An Introduction to New Testament Manuscripts and their Texts

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