TIERRAS Y LUGARES
Una de las ciudades más importantes del Próximo Oriente Antiguo, Susa (en hebreo Shushan), fue la antigua capital de Elam y después de Persia, situada cerca de los montes Zagros, sobre el río Karkheh y al este del río Tigris. El ascenso de los asirios bajo Arsubanipal la llevó a su destrucción en el 646 a. C., pero fue reconstruida y, posteriormente, conquistada por Ciro de Persia en el año 539. Los persas convirtieron a Susa en un centro significativo. Floreció especialmente después de que Darío I (522-486 a. C.) estableciera en ella su palacio de invierno en el 521 a. C. Llegó a ser una posesión muy valiosa de Alejandro Magno (356-323 a. C.). Los arqueólogos descubrieron el Código de Hammurabi en la acrópolis de Susa en 1900. El rey Shutruk-Nahhunte lo llevó desde Babilonia, probablemente a mediados del S. XII.
Tres libros de la Biblia mencionan a Susa y siempre en el contexto de la era tardía neobabilónica y el período persa. La única mención en el libro de Daniel informa de que el profeta tuvo la visión «en el tercer año del rey Belsasar» (548/547 a.C.) cuando se encontraba en Shushan (otra forma del nombre), la ciudadela, que está en la provincia de Elam (Dan. 8: 1-2). Hace referencia a la ciudad mencionada diecinueve veces en el libro de Ester durante el reinado de Jerjes I (486-465 a. C), el sucesor e hijo de Darío. El libro de Ester y las fuentes extrabíblicas evidencian el esplendor del palacio. Susa aparece también en Esdras 4: 9, donde se menciona a la gente de dicha ciudad durante el período de Artajerjes (465-424 a. C.), y en Nehemías 1: 1, donde Nehemías, un copero del rey, ora por su nación y por Jerusalén. También describe un encuentro con el rey Artajerjes y Nehemías (444 a. C.), quien desea viajar hasta Jerusalén para restaurar la ciudad. Por ello, de acuerdo con el texto bíblico, Daniel y Nehemías residieron en Susa mientras estaban al servicio del rey y allí Ester se convirtió en reina.