TIERRAS Y LUGARES

Petra—Isaías 34: 5

En los tiempos del Antiguo Testamento, la antigua ciudad de Petra, ubicada en una cuenca rodeada por las crestas y las montañas escarpadas de las tierras altas edomitas al sureste del mar Muerto, era una ciudad edomita en la cima de una montaña. Un pueblo árabe conocido como los nabateos se asentaron en la zona durante la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo y en el siglo I a. C., con un brillante conocimiento en ciencias e ingeniería, expandieron y convirtieron Petra en una ciudad capital emblemática del Oriente Próximo. Si bien algunos eruditos asocian Petra con Sela‘ (Sela‘ y Petra se traducen como ‘piedra’ o ‘roca’ tanto del hebreo como del griego), el sitio as-Sila‘ al norte es el candidato más probable (véase el artículo sobre Sela‘). Aunque la Biblia no habla explícitamente de Petra como la capital nabatea, la mención del rey nabateo Aretas (2 Cor. 11: 32) sí alude al papel vital que desempeñaron los nabateos en la geopolítica del siglo I.

Los nabateos cobraron protagonismo mediante su participación en el comercio de especias entre Arabia y Occidente, que finalmente llegaron a controlar por completo. Usando sus destrezas técnicas en hidrología y arquitectura, tallaron una ciudad en piedra arenisca y crearon jardines exuberantes y piscinas en un paisaje árido y desértico. Petra y la cultura nabatea siguieron existiendo tras su anexión a Roma en 106 como parte de la provincia de Arabia Petraea hasta el año 363, cuando el cristianismo bizantino comenzó a transformar la cultura de la ciudad tras un gran terremoto.

Después de otro terremoto en el año 551 y de la conquista islámica del siglo VII, Petra perdió su valor estratégico como centro comercial para las rutas de las especias. Salvo una presencia de los cruzados relativamente breve, la ciudad permaneció abandonada y en gran parte olvidada hasta la visita del explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt en 1812. Inspirado por los relatos de Burckhardt y por los dibujos de otros visitantes, Petra se convirtió en un destino para los viajeros del siglo XIX y principios del XX. Los esfuerzos serios de excavación, documentación y conservación arqueológica, además del trabajo de George y Agnes Horsfield en 1929, solo comenzaron durante la década de 1950.

Existen evidencias de la ingeniería hidrológica nabatea, que incluye canales elaborados, túneles, terrazas, presas y enormes cisternas en toda la zona, especialmente a lo largo de al-Siq, un impresionante y profundo desfiladero de aproximadamente 1,5 kilómetros que recorre la cresta oriental y que sirve como la entrada turística habitual a la ciudad y a la llamada «Tumba del Jardín» en el Wadi Farasa. Del gran número de fachadas monumentales de tumbas excavadas en la roca, las más conocidas son la del incorrectamente nombrado, al-Khazné (Tesoro o Tesorería) y del ad Deir (Monasterio), que es la más grande.

Desafortunadamente, casi todos los edificios independientes de Petra se desplomaron hace mucho tiempo, excepto Qasr al-Bint Faroun, un templo de estilo egipcio que data de finales del siglo I a. C. dedicado a Dushara, la principal deidad nabatea. Las extensas excavaciones en todo el centro de la ciudad de Petra han revelado una vía monumental con columnas y pavimiento, un témenos conexo y una basílica bizantina con suelo de mosaico bien conservado. Los expertos descubrieron un almacén de papiros carbonizados en un edificio adyacente. A pesar de las excavaciones y los trabajos de restauración del Templo de los Leones Alados, del Gran Templo, del jardín adyacente y del complejo de piscinas, del teatro romano y de numerosas estructuras domésticas, la mayor parte de la ciudad antigua no ha sido excavada. Los descubrimientos recientes incluyen una plataforma de 56 por 49 metros con columnas y con una amplia escalera coronada por una estructura más pequeña de 8,5 por 8,5 metros en la cresta sur de Petra. Los investigadores remontan la plataforma al siglo II a. C. de manera provisional. Un equipo finlandés que excavó en las cercanías de Jebel Haroun (el monte bíblico Hor) descubrió un santuario nabateo y un monasterio bizantino.

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