VIDA COTIDIANA

Cerámica y alfarería —Isaías 45: 9-10

El barro o la arcilla fue uno de los materiales más utilizados en el Próximo Oriente Antiguo. La técnica para lograr hacer cerámica correctamente apareció inicialmente en el período Neolítico. Los primeros alfareros experimentaron con materiales y técnicas diferentes hasta que consiguieron un método satisfactorio para fabricar todo tipo de objetos. Tuvieron que aprender cómo controlar el proceso de secado sin que la arcilla se agrietara, luego se dieron cuenta que la cerámica se volvía más resistente y duradera al hornearla. Antes de producir vasijas de arcilla propiamente, tuvieron que aprender a hacer ladrillos. Si bien en algunas regiones la gente no horneaba los ladrillos, sino que simplemente los secaba al sol, ya habían descubierto que al añadir a la mezcla material seco como la paja, evitaban que esta se agrietara o descascarara. Además, llegaron a identificar los diferentes resultados conseguidos cuando usaban un horno o cuando ponían la cerámica en un simple fuego. Cocer las vasijas en un horno permitía el ahorro de combustible, un control más estable y más fácil de las temperaturas, además de producir temperaturas mucho más altas y una cerámica más resistente.

En un principio, la gente de la Antigüedad probablemente manufacturaba la cerámica en los hogares y solo para el uso familiar, pero con el desarrollo de los centros urbanos amurallados (Edad del Bronce Antiguo), comenzaron a aparecer los mercados o barrios de alfareros. También durante este período parece haberse usado un pequeño torno de alfarería girado a mano, aunque muchas piezas todavía se moldeaban completamente a mano. Este tipo de torno o rueda, conocido como «rueda simple», tenía que ser rotada lentamente por un asistente mientras el alfarero daba forma a la vasija. Luego se cocía la cerámica en hornos que alcanzaban y mantenían temperaturas entre 700°C-900°C. Aunque para entonces los alfareros ya habían llegado a dominar el control de la temperatura, regular el flujo de oxígeno era más difícil, lo cual tenía como resultado colores limitados y apagados, en su mayoría.

La Edad del Bronce Medio trajo consigo la introducción de la rueda rápida en Palestina, lo que permitió el desarrollo de nuevas formas y artículos más finos. La rueda o torno rápido, también conocido como «torno de pie», le permitía al alfarero girar la rueda con el pie, por lo que ya no necesitaba un asistente. También posibilitó una producción más rápida. Las decoraciones de la cerámica también cambiaron y el oficio creó nuevas tecnologías para secar y hornear los nuevos tipos de vasijas. Se hizo común agregar una barbotina de arcilla al exterior de las vasijas, lo que tendría como resultado un color muy claro tras el horneado. Las asas tenían que colocarse después de dar forma al recipiente.

Durante la Edad del Bronce Final las tecnologías utilizadas anteriormente comenzaron a retroceder. Parece que los alfareros volvieron a utilizar la rueda lenta y las vasijas que producían eran más gruesas y toscas que las de períodos anteriores. Muy pocas tenían decoraciones.

La transición a la Edad del Hierro trajo de vuelta el esfuerzo por hacer una cerámica mejor. Apareció un engobe de color rojo oscuro y a menudo se pulía, dando a la arcilla un efecto vidriado. Durante la Edad del Hierro II, los alfareros volvieron a la rueda rápida, lo que les permitió crear artículos más finos pero resistentes.

Franken, “Pottery Technology in Ancient Palestine”, Anchor Bible Dictionary, 429-433.

Wood, Sociology of Pottery in Ancient Palestine: the Ceramic Industry and the Diffusion of Ceramic Style in the Bronze and Iron Ages.