TIERRAS Y LUGARES
Durante la vida de Jesús, dos ciudades se destacaron por encima de todas las demás aldeas de la región de Galilea: Séforis y Tiberias. Resulta curioso que Séforis no aparezca en el Nuevo Testamento y la única mención de Tiberias sea en Juan 6: 23, que destaca a las personas que llegaron en barco desde Tiberias buscando a Jesús. Él llevó a cabo su ministerio en Galilea entre las pequeñas aldeas de zonas rurales, en lugar de las dos ciudades más grandes.
La ausencia de Séforis en el Antiguo Testamento llama aún más la atención, dado que estaba ubicada a una distancia cercana a Nazaret (solo 6 kilómetros). Es muy probable que Jesús y su padre José hubieran trabajado allí como constructores. Una revuelta después de la muerte de Herodes el Grande (4 a. C.) dañó en gran medida a Séforis, pero su hijo Herodes Antipas escogió la ciudad como centro administrativo de Galilea. Al hallar la ciudad en un estado de ruina, Herodes inauguró un ambicioso programa de construcción que le llevó muchos años completar y que habría atraído a obreros de las comunidades circundantes. La reconstrucción tuvo lugar durante el tiempo en que Jesús vivió en Nazaret, antes de que comenzara su ministerio público.
Jesús y su padre eran carpinteros. Marcos 6: 3 describe a Jesús como un tektōn (τέκτων), como Mateo 13: 55 describe a su padre. Un tektōn era alguien con capacidad de trabajar la madre y la piedra y la palabra inglesa «constructor» es probablemente un excelente equivalente moderno. Dado que Nazaret era pequeño, los dos constructores tuvieron que haber buscado en otros pueblos para hallar empleo. Dada su proximidad y la actividad de construcción que estaba teniendo lugar en esa época allí, es casi seguro que Jesús y su padre tuvieron que haber trabajado en Séforis en proyectos de construcción. A pesar de ello, los Evangelios no mencionan la ciudad.
Séforis ha tenido varios nombres: el nombre griego Séforis en los días de Jesús, Diocesarea después de la revuelta de bar Kojba (132-135 d. C.), Séforis durante las Cruzadas, Saffuriya en árabe y Tsipori en hebreo.
Varios equipos de arqueólogos han estado trabajando en Séforis y, entre ellos, han descubierto muchas ruinas antiguas. Incluyen un sustancial teatro romano, caminos pavimentados y magníficas edificaciones públicas y privadas. Entre los edificios públicos se encuentra una gran sinagoga con un suelo de mosaicos que, además de describir escenas de la Biblia, contiene un gran zodiaco. Muchos de esos hallazgos datan de tiempos posteriores a Jesús (si bien continúa el debate sobre si el teatro fue construido en esa época o más adelante). Pero la ciudad de los días de Jesús tenía un muro sustancial y muchas casas. Los descubrimientos que podemos datar a sus días tienen que ver, en su mayoría, con prácticas judías. Por ejemplo, los arqueólogos han hallado muy pocas imágenes (cf. Éxo. 20: 4; Lev. 26: 1; Deut. 27: 15; la sinagoga con sus imágenes en mosaico pertenece a un período posterior). Eran comunes las menorás talladas (candelabros que recuerdan a los que se hallaron en el Templo). En una sola zona se encontraron más de veinte mikvaot. Un mikvá era un pequeño estanque de inmersión que los judíos del siglo I usaban para quitar las impurezas ceremoniales (cf. Lev. 14: 8; 15: 27; 17: 15). Muchos estudiosos ven la práctica como subyacente al bautismo cristiano, que simboliza dejar atrás la impureza del pecado.
Durante el siglo III d. C., Séforis llegó a ser conocida como un centro tanto del cristianismo como del judaísmo. Han sobrevivido los nombres de varios obispos cristianos. La tradición también dice que el líder judío Judá Príncipe compuso la Mishná allí.
McCollough, “City and Village in Lower Galilee: The Import of the Archaeological Excavations at Sepphoris and Khirbet Qana (Cana) for Framing the Economic Context of Jesus”, 49-74.
McIver, “Sepphoris and Jesus: Missing Link or Negative Evidence?”, 221-232.