TIERRAS Y LUGARES

Edom—Abdías 1

Edom ocupa un papel central en el Antiguo Testamento. Aunque las Escrituras enfatizan el parentesco de la nación con Israel (Deut. 23: 7), más tarde los edomitas llegaron a ser un símbolo del mal (por ejemplo, en Eze. 35: 15). Las tendenciosas descripciones de Edom y las escasas ruinas históricas han atormentado a los estudiosos, pero los descubrimientos de las últimas décadas en el Reino Hachemita de Jordania han brindado más información sobre esta «nación» huidiza.

La zona central edomita (heb. ‘rojo’) se encontraba en la Jordania actual y Naḥal Zered (Wadi el-Ḥasa) era su frontera norte. Solía identificarse a Wadi al-Ghuweir como el límite sur, pero en la actualidad los arqueólogos han reconocido la presencia edomita hasta Ras en-Naqb. La naturaleza estableció las fronteras oriental y occidental: el desierto al este y la peligrosa hendidura del Arabá al oeste, que los separaba de Israel.

Aunque las narrativas patriarcales enfatizan los orígenes compartidos de los israelitas y los edomitas (véase Gén. 25: 19–36: 43), también reflejan la animosidad entre Esaú (llamado Edom, Hor y Seir) y Jacob. Hay más alusiones a conflictos entre sus descendientes en Números 20: 14-21 en la que Edom rehúsa permitir que los israelitas pasen por su territorio.

La primera referencia extrabíblica a Edom proviene probablemente del ʾi-d-má del siglo XV a. C. En una lista de Tutmosis III se encuentra una alusión a «Edom». El satírico Papiro de Anastasi (6.54–56; ANET 259) del tiempo de Merenptah (c. 1224-1214 a. C.) denomina claramente a los edomitas como «Shasu» (‘saqueadores’ o ‘nómadas’).

Durante el periodo del Bronce Tardío, los edomitas tenían «reyes», que deberíamos considerar monarcas «tribales» (véase Gén. 36: 31-39; cf. 1 Crón. 1: 43-51). La cultura material de nivelaciones del Bronce Tardío incluye artículos micénicos y chipriotas, lo que indica que tuvieron contacto con el Occidente. A pesar de ello, las tribus israelitas al oeste del Arabá interrumpieron su comercio con el mediterráneo.

El desarrollo de la monarquía israelita ya en el siglo XI a. C. (1 Sam. 14: 47) no solo bloqueó su paso hacia el mar, sino también trajo subyugación. David tuvo que haber estado interesado en controlar las rutas de comercio que provenían del este a través del Neguev (véase 2 Sam. 8: 13-14). Pero la masacre de Joab no impidió a Edom que buscara la ayuda de Egipto (1 Rey. 11: 14-22). El Antiguo Testamento describe los esfuerzos de los edomitas para alcanzar la autodeterminación a pesar de los gobernantes judíos (por ejemplo, en 2 Rey. 8: 20-22).

Durante la Edad del Hierro II, los neoasirios les brindaron asistencia militar para liberarse de Judá y cruzar el Arabá hasta el mar. Un ostracón recuerda una dramática súplica de ayuda cuando los edomitas pasaron el Neguev (Óstraco de Arad 24). Los neoasirios buscaron restaurar el comercio económico con el oeste mientras reconstruían su imperio (véase ANET, 282). Varias inscripciones asirias mencionan a los reyes edomitas y confirman su comercio y prosperidad agraria.

Edomite encroachment on Judahite territory could be at the center of the Hebrew prophets’ diatribe against Edom, as also their attitude during the destruction of Jerusalem by the Neo-Babylonians (see Obad. 1). At one time, many assumed that the Edomites had been annihilated when the Neo-Babylonians exiled the Judahites. However, archaeologists have found evidence of Edomite continuity after 586 BC.

La intrusión edomita en territorio judío pudo haber estado en el centro de las diatribas de los profetas hebreos contra Edom, como también de su actitud durante la destrucción de Jerusalén en manos de los neobabilonios (véase Abd. 1). En un momento, muchos asumieron que los edomitas habían sido aniquilados cuando los neobabilonios exilaron a los judíos. Sin embargo, los arqueólogos han hallado evidencias de la continuidad edomita después del 586 a. C.

La destrucción de la ciudad de Sela se produjo durante una campaña de Nabonido contra ellos en el año 553/552 a. C. Se ha hallado un relieve conectado con esa incursión en un sitio cercano a Talifa, lo que desafía la suposición de que Sela (2 Rey. 14: 7; 2 Crón. 25: 11-12) fuera Umm el-Biyara en Petra. Los neobabilonios permitieron que tribus quedaritas tomaran el territorio edomita, seguidos por los nabateos, que migraron desde la península arábiga.

La descripción de Malaquías 1: 2-5 encaja en el cambio cultural en los sitios edomitas. La migración edomita al Neguev continuó durante el período persa y la región llegó a ser conocida como Idumea durante el período helenista. Los arqueólogos han hallado recibos de impuestos con nombres teofóricos que contienen a Qos (la principal deidad). Se han descubierto santuarios a Qos y se han determinado algunas de sus prácticas religiosas. Los gobernantes asmoneos conquistaron Idumea y posiblemente hayan alentado y aun forzado el judaísmo a los idumeos en el siglo II a. C. A pesar de ello, desde el punto de vista arqueológico, desaparecieron después del siglo II d. C., dejando como recuerdo a su idumeo más famoso: Herodes el Grande.

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