TIERRAS Y LUGARES

Laodicea—Apocalipsis 3: 16

La ciudad de Laodicea, llamada así en honor a Laodice, esposa de Antíoco II (261-246 a. C.), se hizo prominente en la época romana, especialmente por el comercio textil. Se encuentra en el fértil valle del río Lico, en la región suroeste de lo que hoy es Turquía. Este estrecho valle, en el extremo este de un sistema de valles más extensos del oeste de Turquía, corre hacia el mar Egeo y contiene las antiguas ciudades de Colosas, Hierápolis y Laodicea (Eski Hissar). Las ruinas de Laodicea se encuentran a 16 kilómetros al oeste de Colosas y a unos 10 kilómetros al sur de Hierápolis. De modo que Laodicea está estrechamente relacionada con la iglesia de Colosas (Col. 2: 1; 4: 12-16).

En su epístola a los Colosenses, Pablo elogia a Epafras como un fiel obrero del evangelio en la región (Col. 1: 7). También menciona el trabajo de Epafras entre los cristianos de Colosas, Laodicea y Hierápolis (Col. 4: 12-14). Además, Pablo identifica a Lucas como «el médico», quizá debido a las escuelas de medicina en las cercanas Laodicea y Hierápolis. En esta última ciudad todavía se puede disfrutar de piscinas termales terapéuticas cerca de la ciudad turca de Pamukkale, con su ladera blanca brillante de depósitos de calcio visibles desde Laodicea. Aunque no hay evidencia arqueológica de un acueducto que haya traído agua desde Hierápolis a Laodicea, es posible que la referencia de Apocalipsis 3: 16 al agua tibia de Laodicea pueda referirse a que haya traído agua desde las fuentes termales de Pamukkale, dado que la más cercana de las laderas blancas está a sólo unos 3 kilómetros de distancia. Sin embargo, algunos eruditos consideran que esto es poco probable debido a que el calcio de las aguas termales de Hierápolis se habría acumulado rápidamente en las tuberías de agua y pronto habría bloqueado su flujo.

Para cuando el agua llegaba a Laodicea, se había vuelto tibia. A menudo se ha dicho que el agua fría es buena para beber y el agua caliente para bañarse (Diógenes Laercio, Vidas, 6.9.104; Séneca, Dial., 4.25.1). Estrabón dijo que el agua de la ciudad de Laodicea era mejor y más potable que la de Hierápolis (Geo. 13.4.14), probablemente debido a los minerales en el agua de los manantiales y estanques, aunque el agua de Laodicea estaba llena de sedimentos y calcio que se acumulaban dentro de las tuberías de terracota.

A pesar de que su sistema de agua no era el mejor, la ciudad se convirtió en un centro bancario muy próspero. Su ubicación en el valle del Lico colocaba a Laodicea en una importante ruta comercial que conectaba el puerto de Éfeso con las principales ciudades del interior en el área de Galacia (por ejemplo, Iconio). Con el tiempo, de veinticinco ciudades de la región, Laodicea se convirtió en la capital de la Confederación Cibirática (Plinio, Hist. Nat., 5.29, 105; Estrabón, Geo., 8.4.17; Cicerón, Ad Att., 5.15, 21). Apocalipsis 3: 17 hace alusión a su riqueza. Con el tiempo, la ciudad se volvió tan próspera que rechazó la ayuda que Roma le ofreció después del terremoto del año 60 d. C. y utilizó sus propios recursos para reconstruir la ciudad (Tácito, Ann., 14.27). En realidad, los terremotos eran bastante frecuentes porque el valle es una región sísmica activa. Su riqueza le permitió reconstruirse rápidamente en repetidas ocasiones hasta el siglo VII, cuando un fuerte temblor destruyó la ciudad de tal manera que sus pobladores la abandonaron.

La riqueza de Laodicea provenía principalmente de los textiles (lana negra, Vitruvio, De arch., 8.3.14), de la escuela de medicina asociada con el dios frigio Men Karou (Estrabón, Geo., 12.8.20) y de productos farmacéuticos. Algunos han sugerido que el colirio mencionado en Apocalipsis 3: 18 podría haber sido un compuesto preparado a partir de una piedra frigia en forma de tableta (Galeno, De sanitate tuenda, 6.12, 6.439) que luego podía triturarse para formar un polvo y aplicarlo a los párpados (cf. Tob. 6: 8). Otros proponen que el colirio (gr. collyrium, pequeño rollo o torta) era una pasta. Los arqueólogos han encontrado alrededor de trescientos sellos de collyrium en varias provincias romanas, lo que atestigua su popularidad y, por lo tanto, una fuente estable de ingresos para la región. Sin embargo, la medicina no siempre consiguió los resultados esperados, como atestiguan los escritos antiguos (Diodoro de Sicilia, Bibl. Hist., 22.1.2). El epigrama de Marcial (ca. 86-103 d. C.) tiene un dicho dirigido a un oftalmólogo: «Ahora eres gladiador, antes habías sido oculista. Como médico hiciste lo que ahora estás haciendo como gladiador» (Ep., 8.74).

La evidencia arqueológica indica que Laodicea tenía seis puertas normales y otras dos monumentales, un pequeño teatro (odeon), un edificio del ayuntamiento (bouleuterion), cinco plazas de mercado (agora), un elaborado sistema de distribución de agua con drenajes subterráneos, cuatro complejos de baños públicos, por lo menos cinco fuentes decorativas (nymphaea), dos teatros y el estadio más grande de Anatolia. Con vista al valle del río Lico, el estadio tenía un diámetro de más de ciento veinte metros y podía albergar hasta veinte mil personas. Después de la cristianización del imperio, la ciudad tuvo hasta veinte iglesias. La iglesia más grande de Laodicea ocupaba una manzana entera (cuarenta y un metros de largo por treinta y ocho metros de ancho). El suelo de esta iglesia, que data de principios del siglo IV, era de mármol. Debajo del altar, los arqueólogos encontraron un cuenco para agua y pequeñas botellas, lo que sugiere que los sacerdotes solían poner agua bendita en botellitas y se la daban o vendían a los peregrinos.

Un descubrimiento arqueológico arroja luz sobre las comunidades judía y cristiana de la ciudad. Una columna de una de las cinco Nymphaea dedicadas al emperador Septimio Severo (193-211 d. C.) tiene tallada una menorá de siete brazos flanqueada por una rama de palma (lulav) y un cuerno de carnero (shofar), que son símbolos judíos que suelen estar presentes en las sinagogas. Lo interesante es que la lámpara central de la menorá tiene tallada una cruz. La mezcla de símbolos, la menorá (judía) con la cruz (cristiana), podría sugerir una comunidad judeo-cristiana. Se han descubierto artefactos judíos tanto en Laodicea como en Hierápolis. La necrópolis de Hierápolis contiene una gran cantidad de tumbas con menorá e inscripciones judías. Laodicea incluía una comunidad de judíos deportados desde Babilonia a la región durante la época de Antíoco III (Jos, Ant., 12.3.4.147-9). Participaron de la riqueza de la ciudad, como lo demuestran las veinte libras de oro que incautó el procónsul Flaccus (ca. 62 a. C.) antes de que fueran enviadas al Templo de Jerusalén (Cicerón, Pro Flacco, 68).

El libro de Apocalipsis nombra a Laodicea como la última de las siete iglesias que reciben mensajes de Jesús a través de Juan (Apoc. 1: 11; 3: 14-22). El mensaje a la iglesia de Laodicea usa la riqueza de la ciudad, su agua tibia y su producción de colirio para ilustrar cuán lejos del ideal estaba su condición espiritual (tibia) y la solución al problema.

Bruce, “Laodicea”, Anchor Bible Dictionary, 229-231.

Fairchild, “Laodicea’s ‘Lukewarm’ Legacy: Conflicts of Prosperity in an Ancient Christian City”, 30-9, 67-8.

Murube, “Ocular cosmetics in Ancient times”, 2-7.

Şimşek, “A Menorah with a Cross Carved on a Column of Nymphaeum A at Laodicea ad Lycum”, 343-346.şek, “A Menorah with a Cross Carved on a Column of Nymphaeum A at Laodicea ad Lycum,” 343-346.