TEXTOS Y ARTEFACTOS ANTIGUOS

Iconografía del Próximo Oriente Antiguo

Como subdisciplina en desarrollo dentro de los estudios bíblicos, la iconografía del Próximo Oriente Antiguo describe e interpreta los restos pictóricos de culturas antiguas. Se centra en el desarrollo de temas y motivos visuales en toda la cultura material de la región e intenta establecer sus posibles relaciones con la historia cultural y religiosa del mundo antiguo, ayudando así a reducir la distancia entre la arqueología y los estudios bíblicos.

Othmar Keel, profesor emérito de la Universidad de Friburgo (Suiza), a menudo llamado «el padre de la iconografía», publicó su obra pionera El simbolismo del mundo bíblico: La iconografía del Antiguo Oriente y el Libro de los Salmos en 1972, en alemán, y contribuyó al establecimiento de la Escuela de Friburgo de Iconografía del Antiguo Oriente. Le siguieron varios estudios exegéticos que identificaron la abundancia de restos arqueológicos de arte en miniatura en la región siro-palestina (por ejemplo, sellos y amuletos). Publicaciones más recientes han pasado de ser simples estudios orientados hacia temas bíblicos a manifestar una gran preocupación por la evidencia iconográfica y su consiguiente relevancia para la historia religiosa del antiguo Israel. Por lo tanto, lo que actualmente se intenta es reconstruir el mundo conceptual religioso de Israel a través del material pictográfico. La Escuela de Friburgo ha producido algunos trabajos de referencia como el Corpus der Stempelsiegel-Amulette aus Palästina/Israel, de los cuales, hasta ahora, se han publicado cuatro volúmenes (incluyendo un volumen introductorio).

Las imágenes iconográficas varían desde relieves enormes de piedra (como los encontrados en el templo funerario de Medinet Habu, cerca de Tebas en el Nilo, que datan del siglo XIII a. C. y que representan a Ramsés III luchando contra los pueblos del mar), estelas (como el obelisco negro de Salmanasar III del siglo IX a. C. que muestra al rey israelita Jehú inclinado ante el rey asirio ofreciéndole tributo), figuras (por ejemplo, las numerosas figuras de bronce de Baal descubiertas en varios lugares a lo largo de Siro-Palestina que retratan al dios cananeo con un hacha o maza en la mano derecha levantada y un escudo en la otra, que datan de la Edad del Bronce Tardío) a sellos cilíndricos y simples, siendo el medio iconográfico más común que abarca toda la cronología y geografía del Próximo Oriente Antiguo (como el famoso sello de Shemá, criado de Jeroboam, que representa a un león andante como emblema real).

El estudio de materiales iconográficos emplea procedimientos metodológicos comparables al proceso hermenéutico que rige el proceso de interpretación bíblica. Este proceso interpretativo se puede resumir en tres pasos: (1) Descripción pre-iconográfica. El experto en historia del arte o el arqueólogo se centra en el objeto que representa la imagen y lo estudia a la luz de sus previas experiencias con dichos artículos. (2) Después, el experto realiza un análisis iconográfico que incorpora su conocimiento sobre fuentes literarias antiguas y la historia de objetos similares con fines comparativos. (3) Finalmente, el académico realiza un análisis o interpretación iconológica basándose en un amplio conocimiento y entendimiento de los sistemas y símbolos culturales que ayudan a establecer el significado de los símbolos por sí mismos. Durante el proceso interpretativo, el intérprete divide cada imagen conforme a sus distintos componentes que, en conjunto y en una relación contextual, constituyen la imagen y su significado. Los elementos composicionales importantes de una imagen son el motivo, la escena y la decoración, que interactúan entre sí como un conjunto.

Solo tras haber entendido la imagen por sí misma podemos intentar compararla con fuentes literarias como el texto bíblico. Así como el estudio de las palabras en lenguas antiguas contemporáneas nos puede ayudar a entender una palabra hebrea, la comparación de una imagen iconográfica puede revelar una variedad de relaciones entre el texto bíblico y el pensamiento universal asociado a su contexto: (1) Un texto puede hacer referencia directamente a una imagen antigua en concreto, como por ejemplo, la descripción de los soldados caldeos en Ezequiel 23: 14. (2) Las representaciones pictóricas pueden arrojar luz sobre un texto en concreto. De este modo, la representación de figuras religiosas mesopotámicas podría ofrecernos alguna sugerencia de cómo el profeta Ezequiel habría imaginado las cuatro criaturas de Ezequiel 1. (3) Un texto y una imagen pueden referirse independientemente a un tema común, como por ejemplo, la recompensa de un oficial, tema que aparece reflejado en varias pinturas funerarias egipcias perteneciente al Imperio Nuevo de Egipto (cf. Gén. 41: 41-42).

Generalmente, los académicos han tratado los restos pictóricos del Próximo Oriente Antiguo como textos ilustrados o los han abordado desde la perspectiva del arte y la historia, pero rara vez han tenido en cuenta su potencial a la hora de reconstruir la historia religiosa y cultural antigua. Una estela encontrada en un contexto arqueológico perteneciente a la Edad del Hierro I, cerca de la puerta de Betsaida (Figura 1), que muestra la imagen medio abstracta de una figura antropomórfica identificada con una deidad lunar representada con una espada y una cabeza bovina, podría ofrecernos mucha información sobre las prácticas rituales problemáticas realizadas en la puerta de la ciudad que, en los tiempos del Antiguo Testamento, acabaron incentivando reformas religiosas como la mencionada en 2 Reyes 23: 8: «Derribó los altares de las puertas».

Figura 1: Estela de Betsaida

Los académicos son cada vez más conscientes de que los autores del Antiguo Testamento escribieron en un contexto sociocultural repleto de imágenes que tuvieron un impacto sobre el texto bíblico, al igual que las palabras de las lenguas antiguas se reflejaron en la manera en la que los autores expresaban sus pensamientos. Un simple ejemplo puede ser el Salmo 65: 9 donde encontramos una referencia un tanto enigmática al peleg ’elohim, ‘río de Dios’, que puede ser interpretado como un conducto de agua que fluye desde el reino celestial a la tierra, un motivo iconográfico bien conocido desde la etapa asiria media y babilónica media. La figura 2 muestra un sello cilíndrico casita con una inscripción que lo remonta al siglo XIV a. C. En él, el dios del agua, Ea, rodeado por una vegetación exuberante, sostiene en cada mano un jarrón desde el que fluye una corriente de agua hacia unos receptáculos situados en el suelo.

Figura 2: Sello cilíndrico casita

Finalmente, ciertos grupos de motivos iconográficos prevalentes en la Antigüedad demuestran varios aspectos de la cosmovisión antigua. Un buen ejemplo de ello es el Señor o la señora de los animales. Este motivo iconográfico representa a un dios o diosa o un héroe humano agarrando y sometiendo un animal con cada mano (Figura 3) y temáticamente señala el dominio del ser humano sobre la esfera animal, un aspecto de la realidad que a menudo los antiguos asociaban con las fuerzas destructivas y demoniacas. Sin embargo, la imaginería es a menudo ambigua ya que puede expresar no solo el dominio, sino también la protección y la mayordomía, características que también se ven reflejadas en el relato bíblico (Gén. 1: 26; 2: 15; Prov. 12: 10; Isa. 40: 11).

Figura 3: Sello cilíndrico persa

Keel y Uehlinger, Gods, Goddesses, and Images of God in Ancient Israel.

Keel, “Iconography and the Bible,” Anchor Bible Dictionary, 358-374.

Keel, The Symbolism of the Biblical World: Ancient Near Eastern Iconography and the Book of Psalms.

Klingbeil, Yahweh Fighting from Heaven. God as a Warrior and as God of Heaven in the Hebrew Psalter and Ancient Near Eastern Iconography.