Cambia de dirección (Proverbios 6: 28-29)

Una palabra para aquellos que se aferran a posiciones de poder o riqueza: vigila tus sentimientos de dominio. Cuanto mayor sea tu visibilidad, mayor será tu vulnerabilidad. Autor o estrella de cine, celebridad deportiva o musical, médico o abogado, clérigo o ejecutivo, jefe de empresa (CEO) o director de finanzas (CFO)… Puede que tengas una licenciatura, una maestría o un doctorado, pero cuando llegues al fin de tu vida, descubrirás que tu título no puede salvarte; solo Jesús puede.

Portia Nelson cuenta una autobiografía en cinco capítulos. Dice:

Capítulo 1
Camino por la calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Me caigo dentro.
Estoy perdida… Estoy indefensa.
No es mi culpa.
Tardo una eternidad para encontrar la salida.

Capítulo 2
Camino por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Finjo que no lo veo.
Me caigo de nuevo.
No puedo creer que vuelvo a estar en el mismo lugar.
Pero no es mi culpa.
Todavía necesito mucho tiempo para salir.

Capítulo 3
Camino por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Veo que está ahí.
Vuelvo a caerme dentro… ¡ya es un hábito!
Ahora abro bien lo ojos.
Sé dónde estoy
Es mi culpa.
Salgo de inmediato.

Capítulo 4
Camino por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Pero yo doy un rodeo alrededor del socavón.

Capítulo 5
Camino por otra calle diferente.

Jesús dijo: «Voy, pues, a preparar un lugar para vosotros» (Juan 14: 2). Entonces, cambia la dirección de tu sistema de navegación. Es hora de ponerte a caminar por una calle diferente.