Cómo mantener a nuestros hijos lejos de las drogas (Proverbios 22: 6)

Es normal que las drogas asusten a los padres, especialmente con el aumento del consumo de heroína y diversas formas de opio. Temen con razón que sus hijos podrían ser los siguientes. Proverbios es un excelente libro de la Biblia, lleno de buenos consejos para nuestras vidas en esta tierra marcada por el pecado. El versículo de hoy nos va a servir de punto de partida para ir aprendiendo a proteger a nuestros niños de las drogas.

Proteger a nuestros hijos de las drogas y del alcohol tiene que comenzar cuando son pequeños. Debemos instruirlos en la dirección que deben tomar, como dice Proverbios. Hay que ser muy claros en cada oportunidad que tengamos para advertirles de los peligros de las drogas y del alcohol, y de lo que esperamos con respecto a su uso. No sabemos cuándo se le puede presentar a nuestro hijo la oportunidad de consumir drogas y «divertirse un poco». Si está preparado con anticipación y sabe cuál es la postura de su familia, es más probable que no ceda ante esa tentación.

Si predicamos contra las drogas también debemos hablar con el ejemplo. Quien desea que su hijo se mantenga alejado de ciertas sustancias tiene que hacer él también lo mismo. Los padres son los modelos a seguir más influyentes para sus hijos. Nuestros hijos nos están observando constantemente, así que si nos ven usando alguna sustancia peligrosa es menos probable que escuchen nuestras instrucciones

Otra acción por parte de los padres para proteger a sus hijos de las drogas comienza mucho antes de que estén expuestos a ellas. Los investigadores continúan encontrando más consecuencias debidas a las relaciones entre padres e hijos. Estas comienzan en la infancia, cuando se debe establecer la confianza. A medida que los hijos crecen, comienzan naturalmente a alejarse de sus padres, pero si están convencidos de que sus padres se preocupan por ellos, es menos probable que los decepcionen. Si tu hijo sabe que lo quieres incondicionalmente, es menos probable que busque amistades conflictivas.

Aunque el amor es importante, siempre es posible que, a pesar de todo, nuestros hijos cometan errores, y que algunos de ellos sean mortales. Hay formas de seguir vigilando a nuestros hijos mientras se aventuran en el mundo. Esta tutela a distancia implica muchos parámetros, tales como, por ejemplo, averiguar quiénes son sus amigos y quiénes son sus padres, qué lugares frecuenta, qué uso hace de internet y de las redes sociales, así como hablar periódicamente de estas cosas con él. Es preciso que las normas y las consecuencias por violarlas le queden muy claras. Cuando esas reglas se rompen, hay que aplicar siempre las consecuencias.

La educación religiosa también puede proteger a nuestros hijos. Varios estudios han demostrado que asistir a la iglesia, creer que Dios quiere que cuidemos nuestros cuerpos y tener una relación personal con el Señor frena significativamente el uso de drogas en los jóvenes. Los padres pueden desempeñar un papel decisivo en el desarrollo religioso del hijo llevándolo a la iglesia, siendo un buen ejemplo, enseñándole la importancia de cuidar su cuerpo y animándolo a construir su propia relación personal con Cristo.

Una excelente manera de hacer todas estas cosas es disfrutar juntos regularmente de comidas familiares. Cuando los adolescentes comen de tres a cinco comidas semanales con su familia, es mucho menos probable que se involucren en actividades peligrosas, como las drogas. Porque es en la hora de la comida cuando oramos juntos, hablamos de lo que nos preocupa, expresamos nuestras expectativas, demostramos que nos preocupamos por sus problemas, modelamos comportamientos saludables y recopilamos información que nos ayuda a ser vigilantes. Las comidas familiares deben ser momentos sin distracciones ajenas, agradables para toda la familia. Quizá haya que ser más creativos sobre el cuándo y dónde tienen lugar esos encuentros todos juntos, pero lo importante es que ocurran.