Perspectivas bíblicas sobre la relación entre los cónyuges (1 Corintios 7: 13-14)

¿Qué hacer si estás casado con un cónyuge drogadicto? ¿Debes sencillamente alejarte y ser absuelto de toda responsabilidad conyugal debido al peligro que tal relación puede suponer para ti y tus hijos?

Una mujer que asistía a nuestra iglesia compartió una experiencia de ese tipo con nosotros. Era una situación muy triste y peligrosa con implicaciones muy graves para ella y para sus hijos. Para abordar este tipo de experiencias lo más importante es asegurarse de que los hijos y el cónyuge sobrio tienen acceso a un lugar seguro, ya sea con familiares o de manera transitoria en un refugio que se ocupe de este tipo de problemas. Dichos programas generalmente pueden ayudar a obtener el apoyo profesional que esas personas y sus hijos necesitan, así como una referencia para que el esposo adicto también obtenga la ayuda que su condición requiere.

Si bien el matrimonio es idea de Dios, la situación que describimos aquí está muy lejos del ideal que tenía en vista cuando celebró el primer matrimonio en Edén.

¡Qué relato emocionante el de la primera boda descrito en Génesis 2: 18, 21-24! Después de una larga lista de obras que Dios llevó a cabo durante la semana de la Creación y que él consideró buenas o muy buenas, encuentra ahora algo en medio de su creación y lo identifica como no bueno: la realidad de la soledad del hombre.

Jesús cita este pasaje de Génesis en Marcos 10: 7-9 y subraya la permanencia del matrimonio al afirmar: «Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre».

Más adelante, el apóstol Pablo ilustra aún más la seriedad del matrimonio cuando declara en 1 Corintios 7: 13-14: «Y si una mujer tiene marido que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, no o abandone. Porque el marido no creyente es santificado por la mujer; y la mujer no creyente, por el marido. De otra manera vuestros hijos serían impuros, mientras que ahora son santos».

Finalmente, en Mateo 5: 32, para aclarar cuándo es posible el divorcio, Jesús declara: «Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete adulterio».

La verdad es que lo que Dios nos pide que hagamos por encima de todo es ayudarnos a salvarnos y ayudar a salvar a alguien más. Y, aunque la situación descrita anteriormente está lejos de lo que Dios pretendía, él ha prometido satisfacer todas nuestras necesidades (Fil. 4: 19) si confiamos en su Palabra.

En esta situación, aconsejamos a esta mujer a animar a su esposo a participar en un programa de desintoxicación. También sería importante para ella darle apoyo emocional y orar para que Dios realice un milagro en su vida. En este caso, la familia de la iglesia también debe ofrecer su apoyo a esta querida hermana a través de sus oraciones y su presencia emocional, estando dispuesta a ayudarla en este difícil itinerario.

Y, cualquiera que se enfrente con esta realidad, siempre debe recordar que con Dios todo es posible (Mat. 19: 26).