1 de enero | TODOS

En el principio, Dios

«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gén. 1: 1-2).

Nada había. El vacío y el desorden reinaban absolutos sobre el abismo, y la palabra de Dios resonó en el universo trayendo el mundo a la existencia. Génesis 1 describe el hecho maravilloso de la Creación. Pero va más allá. Establece también el principio de una vida victoriosa y feliz, basada en situar a Dios «en el principio» y, solo después, «los cielos y la tierra». El ser humano corre el riesgo de trabajar a la inversa. Se dirige de un lado a otro, incansablemente, para alcanzar cielos y tierra, y se olvida de colocar a Dios en el principio

La historia de Juan José muestra la insensatez de olvidarse del Creador. En la escuela fue un alumno brillante y, como premio por sus buenas notas, tuvo la oportunidad de estudiar becado en una de las mejores universidades de su país. Su corazón se llenó de orgullo y empezó a colocar en primer lugar su carrera y sus sueños. ¡Se olvidó de Dios!

El tiempo pasó, los años se marcharon, y él fue envejeciendo sin pena ni gloria, amargado con la vida y con las personas. Pensaba que, en este mundo, no había lugar para alguien tan brillante como él. Que las personas eran injustas y no reconocían su valor.

Un día, casi al borde de la locura y del suicidio, regresó a Jesús arrepentido, lloró a sus pies, y reconoció que había corrido en pos de sus sueños pero se había olvidado de Dios. El fin de su historia es inspirador y feliz. En cinco años Dios le dio lo que él no había podido realizar en toda su vida.

Si la tierra de tu vida se encuentra árida, desierta e improductiva, has de saber que el Espíritu de Dios se mueve sobre ti, esperando que le abras el corazón. Si lo haces, pondrá orden en tu mundo interior y te capacitará para conquistar “los cielos y la tierra” de tus sueños.

En Acción

Puedes considerar la lista de prioridades de tu vida y preguntarte si aparece Dios «en el principio» de ella. Canta “La creación” (si es posible, con tu familia).