10 de enero | TODOS

Abraham creyó y le fue imputado por justicia

«Entonces lo llevó fuera y le dijo: “Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar. Y añadió: Así será tu descendencia. Abram creyó a Jehová y le fue contado por justicia”» (Gén. 15: 5-6).

Abraham, al cabo de tantos años, necesitaba ver más allá de sus ojos. Su alma era aún corta de vista. Cada vez que recordaba su historia, se veía a sí mismo atravesándola bajo la sombra interminable de la incertidumbre; pero entonces, dice Génesis, «vino la palabra de Jehová» (15: 1). Esta expresión aparece más de cien veces en el AT. Gracias a Dios, su palabra viene siempre a nosotros. Ella es la luz que ilumina nuestra noche plagada de dudas.

La noche en la que Dios le habló, el terciopelo celeste estaba cuajado de estrellas, pero el corazón de Abraham se encontraba envuelto por un negro pañuelo de tristeza y ansiedad. Dios le había prometido un hijo, pero él y Sara ya eran ancianos y la promesa no se cumplía. Humanamente hablando, parecía que no se cumpliría. El patriarca se sentía apesadumbrado. 

Hay momentos en los cuales miras a todos los lados y parece que no encuentras la salida. Todos, más tarde o más temprano, atravesamos noches oscuras en nuestra experiencia, incluidos los más increíbles hombres y mujeres de fe. En un momento de pesar y dificultades, el misionero que sembró la semilla del evangelio en China dijo: «No logro leer, ni pensar, ni siquiera orar, pero puedo confiar».

Aquella noche, el Señor sacó a Abraham de la oscuridad de sus penurias y le mostró la belleza del cielo estrellado. «Así será tu descendencia», le dijo. Nada de pruebas. Solo su palabra. La que viene de Dios es una promesa firmada. Y el patriarca creyó, dice la Biblia, y esa actitud le fue contada por justicia. Si él iba a tener una vasta descendencia, no sería por sus obras, ni su esfuerzo, ni sus métodos. Sería únicamente por la gracia divina. Eso es justicia por la fe. ¡Tú no haces nada! ¡Dios lo hace todo por ti!

En Acción

Lleva a Dios hoy tus incertidumbres y aquel problema que parece no tener solución. Entrégale a él tu futuro. Dios te invita a «contar las estrellas» con esa actitud de fe que fue contada por justicia a Abraham. Canta “Abram creyó a Jehová” (si es posible, con tu familia).