11 de mayo | TODOS
«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia y en su ley medita de día y de noche» (Sal. 1: 1-2).
Una nota manuscrita de Albert Einstein que explica cómo alcanzar la felicidad fue subastada en octubre de 2017 en Jerusalén por 1,56 millones de dólares. El precio resultó cerca de doscientas veces superior a las estimaciones previas, que oscilaban entre 5 y 8 mil dólares, según indicó en su sitio web la casa de subastas Winner. El exorbitante precio se debió sin duda al hecho de que la nota fue escrita por el puño de un personaje famoso, y además famoso por su inteligencia, pero también porque hablaba del secreto de la felicidad.
El ser humano es movido a desear la felicidad. Existe en lo recóndito de su alma el desesperado anhelo de ser feliz. En el versículo de hoy, el salmista describe el secreto de la felicidad. Lo mejor de todo es que no necesitas pagar nada para hacerlo tuyo.
«Bienaventurado» o feliz, dice David, «el varón que no anduvo en consejo de malos». Para el salmista, la clave de una vida feliz consiste en reflexionar constantemente en la ley de Dios. Cuando recordamos que la ley divina es un trasunto de su carácter (ver Rom. 13: 10; 1 Juan 4: 8), nos damos cuenta de que se trata de profundizar en el conocimiento de Dios. La ley, en los Salmos, son las enseñanzas, instrucciones, estatutos, advertencias y caminos que Dios muestra a los seres humanos para que los sigan y cosechen el fruto maduro de la felicidad.
En paralelo al camino de la felicidad, se encuentra la senda de los pecadores que urden modos de burlar las instrucciones divinas. Son personas incapaces de entender que los consejos divinos no son prohibiciones, sino más bien advertencias. Una cosa es decir: «Ante ti está el abismo, te prohíbo que vayas por ahí», y otra, completamente diferente, advertir: «Si vas por ahí, corres el peligro de caer en el abismo».
Nada cuesta seguir el consejo divino y ser feliz.
En Acción
El enemigo quiere que veas los consejos y preceptos de Dios como restricciones aburridas y negadoras de tu libertad, pero esa es una visión engañosa y superficial. Contempla la ley en positivo y descubrirás en ella los rasgos del carácter de Dios, centrados en su infinito amor. Canta “En la ley está su delicia” (si es posible, con tu familia).