17 de mayo | TODOS
«Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?» (Sal. 27: 1-2).
El coronavirus, enemigo mortal del ser humano moderno, esparció dolor, tristeza y desesperación por todas las regiones del planeta, cabalgando como un potro desbocado y sembrando tragedia, sin dar tiempo a muchas personas siquiera para despedirse.
En medio del dolor, muchos protagonizaron actos insólitos. En Palestina, por ejemplo, Jihad Al-Suwaiti decidió escalar varios pisos para llegar hasta la ventana del hospital donde se encontraba su madre. La mujer vivía los últimos instantes de vida, pero gracias a esta actitud extrema del hijo pudieron despedirse. Las imágenes que dieron la vuelta al mundo por las redes sociales evidencian la desgarradora situación que vivieron las familias de los fallecidos por causa de la pandemia. La soledad del hospital se convirtió, para las víctimas, en la última noción que tuvieron del mundo antes de cerrar los ojos.
Siglos atrás, no por causa de la pandemia, sino por causa de sus enemigos, David también vivió momentos de oscuridad y muerte. Desde el punto de vista humano daba la impresión de que no había salida para las circunstancias difíciles que enfrentaba; sin embargo, alabó a Dios en su corazón y expresó las hermosas convicciones que leemos en el texto de hoy.
La confianza de David radicaba en el Señor de su salvación. El salmista menciona la luz. La luz ahuyenta la oscuridad, permite que tus ojos observen el sendero y eviten los peligros. Dios te libra de la adversidad más tenebrosa, abriendo tus ojos a la luz de su Palabra, y enseñándote a evitar los peligros que encuentras en tu camino.
«Cada paso de la vida puede acercamos más a Jesús, puede damos una experiencia más profunda de su amor […]. No pierdas, pues, tu confianza, sino ten firme seguridad, más firme que nunca antes» (Elena G. White, El camino a Cristo, pág. 127).
En Acción
No temas ni desmayes por más que enemigos de cualquier clase te rodeen y te amenacen. Haz del Señor tu luz y tu salvación y avanza con valor hacia la victoria. Canta “Jehová es mi luz” (si es posible, con tu familia).