3 de junio | TODOS
«El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; ¡su loor permanece para siempre!» (Sal. 111: 10).
El verano agoniza en Portland y el cielo llora las primeras lluvias del largo invierno que terminará solo en marzo del próximo año. Llora también la familia de Isidoro, un mexicano que atravesó la frontera y, al ser hecho preso, se quitó la vida. «Mejor morir que ver mis sueños hechos arena», escribió en un pedazo de papel usado antes de matarse.
La madre de Isidoro, una anciana llena de canas, sufre en silencio y balbucea: «Le faltó sabiduría, siempre le faltó sabiduría». No sé lo que aquella madre angustiada quería decir, pero el versículo de hoy se refiere a la sabiduría como el resultado de seguir los consejos divinos. Las enseñanzas del Señor son el camino que conduce a la tierra deseada. El ser humano quiere ser feliz. Lucha, trabaja y se esfuerza para serlo. Recorre distancias infinitas, cruza fronteras, se arriesga y finalmente envejece y llega a la conclusión de que la felicidad está fuera de su alcance.
Sin embargo, la Biblia declara categóricamente que la felicidad existe, pero no es hallada por azar. Hay que buscarla por el camino correcto. Felicidad no es ausencia de problemas. Este mundo está lleno de dificultades. Vivir feliz es el arte de administrar los problemas con sabiduría y salir victorioso.
La mayor necesidad del ser humano es de sabiduría. Por eso, en este salmo, el Señor enfatiza el hecho de que es necesario buscarle para hallar el buen entendimiento que te indica cuándo avanzar o cuándo parar. Los golpes duros de la vida le enseñaron al salmista este secreto y por eso termina diciendo: «¡Su loor permanece para siempre!».
En Acción
¿Estás seguro de que la sabiduría orienta tu vida? Para saberlo, pregúntate si tu manera de conducirte hoy se asemeja a la que hubiera seguido Jesús en tus circunstancias. Si no es así, ¡no te desanimes! La vida es crecimiento y tienes la sabiduría divina al alcance de la mano. Canta “El principio de la sabiduría” (si es posible, con tu familia).