13 de junio | TODOS
«Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida» (Prov. 4: 23).
El corazón humano es falaz. Engaña, confunde y puede conducir a la muerte. No me refiero al corazón físico que bombea la sangre para el cuerpo, sino a la figura que a menudo se usa para ilustrar el centro de control de pensamientos y sentimientos. Decimos, por ejemplo: «Te amo con todo mi corazón», pero en realidad amamos con la mente. Por lo tanto, cuando Salomón aconseja que debemos «guardar el corazón» está hablando de la esencia interior del ser humano, de sus pensamientos, sentimientos, deseos, voluntad y decisiones. Salomón afirma que la persona es lo que su corazón es.
El enemigo de las almas sabe que en el corazón humano reside el control de las acciones y, para apoderarse del ser entero, concentra sus esfuerzos en tomar su corazón. «Porque cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él» (Prov. 23. 7), dice el sabio, refiriéndose a la relación entre lo que el ser humano piensa y hace.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en promedio unos diecinueve millones de personas debido a problemas cardíacos. Lo sorprendente es que, así como hay enfermedades y trastornos que afectan al corazón físico, hay también males que arruinan el corazón espiritual y destruyen la vida. La arterioesclerosis, por ejemplo, es el endurecimiento de las arterias debido a la acumulación de placas de colesterol en las paredes arteriales. Pero el endurecimiento del corazón espiritual también es una realidad. Se produce cuando, confrontados con la Verdad, nos negamos a aceptarla.
Por eso es necesario reflexionar. ¿En qué estado de salud se encuentra nuestro corazón espiritual? El médico es Jesús. Es urgente buscarlo todo el día y contemplar su rostro a través de la meditación, permitiendo que el aceite del Espíritu Santo recorra nuestras venas espirituales limpiándolas, para ser sensibles a su voz.
En Acción
Si le entregas todo tu corazón a Dios, tu mente será a la vez más sabia y más sencilla. No tendrás doblez ni retorcimiento. Será más difícil que obsesivos pensamientos te atormenten y en su lugar reinará la paz. Canta “Guarda tu corazón” (si es posible, con tu familia).