14 de junio | TODOS

Amonestación contra el adulterio

«¿Andará el hombre sobre brasas sin que se quemen sus pies? Así le sucede al que se llega a la mujer de su prójimo, pues no quedará impune ninguno que la toque» (Prov. 6: 28-29).

Fermín y Julia formaban una pareja aparentemente ideal y feliz. Jóvenes, guapos y prósperos, se casaron con menos de treinta años soñando con un hogar dichoso y dedicaron amor, sacrificio y abnegación para que su matrimonio durara «hasta que la muerte nos separe». Pero la vida es ingrata y las decisiones que tomamos son, a veces, insensatas y autodestructivas. Fermín y Julia ignoraban que encontrarían una sorpresa desagradable en el camino.

Una noche me despertó la llamada telefónica de Fermín. Estaba desolado, su voz desgarrada por el dolor no lograba decir nada coherente. Julia había abandonado el hogar y retornado a la casa de sus padres. ¿Qué podría haber sucedido? El joven marido había tenido una aventura con otra mujer y Julia lo había descubierto.

No es algo exclusivo de Fermín, ni de los hombres. Los personajes descritos en este drama podrían llamarse María, Pedro, Rosa o Roberto. Constantemente encuentro hogares deshechos, sueños destruidos, castillos que se hacen añicos por un minuto de locura.

Caminar por los senderos de la infidelidad conyugal, según Salomón es «andar sobre brasas», y el triste resultado es que los pies del infiel se queman. En el caso de Fermín, no solo le ardían los pies, también la conciencia, el corazón y el ser entero. Sufría, lloraba y me suplicaba ayuda.

«No quedará impune el que se llegue a otra mujer», advierte el sabio Salomón. Su conclusión es que las consecuencias vendrán tan ciertamente como llega la noche, aunque el día haya sido exuberante. La sentencia de este autor bíblico no se refiere únicamente a una posible separación, sino también a las cicatrices que quedan aun después de la eventual reconciliación. Porque las acciones erradas dejan marcas horribles que perturban la paz del alma.

En Acción

Las pasiones tienen su momento en la vida, pero no permitas que un momento de pasión extemporánea arruine tu vida entera. Pídele a Dios que te llene de amor y te ayude a ser un cónyuge fiel.