1 de julio | TODOS

Los juicios de un Dios que nos ama

«La tierra será totalmente devastada y completamente saqueada, porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra fue profanada por sus moradores, porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto eterno» (Isa. 24: 3-5).

El mundo en el que vivimos no puede continuar su alucinado desvarío sin correr el riesgo de ser consumido por su propia incoherencia. El texto que acabas de leer no es una amenaza divina al hombre rebelde de nuestros días, es solo la descripción de lo que sucederá como resultado de desoír las advertencias divinas.

Isaías emplea expresiones humanas en este pasaje al atribuir la devastación completa a la palabra «pronunciada» por Jehová. Pero el cataclismo universal que dará fin a la terquedad humana obedece, más bien, al proceder de los humanos, descrito luego en el texto. 

«Dios no destruye a nadie. El pecador se destruye a sí mismo por medio de su propia impenitencia» (Elena G. White, Testimonios para la iglesia, t. 5, pág. 112).

Levanta los ojos, contempla el mundo a tu alrededor y respóndete a ti mismo: ¿Hasta qué punto los propios moradores de la tierra profanamos la naturaleza? «La creación gime a una, y a una está con dolores de parto» (Rom. 8: 22). ¿Guardamos las leyes de Dios, y respetamos los derechos de las demás personas?

Ante nuestra conducta al respecto, Pablo nos advierte: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará» (Gál. 6: 7). La destrucción de la tierra será, en realidad, consecuencia de la rebeldía humana.

Sin embargo, Dios llama, insiste e invita: «Inclinad vuestro oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma» (Isa. 55: 3). 

En Acción

Parece un panorama sombrío, pero ¿no es alentador saber que Dios restaurará la tierra que nos empeñamos en destruir? Si eres consciente de ello, inclina hoy tu oído al Señor para que la restauración empiece por ti y te hagas mensajero de esa esperanza al mundo.