7 de julio | TODOS
«Yo iré delante de ti y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce y haré pedazos cerrojos de hierro. Te daré los tesoros escondidos y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre» (Isa. 45: 2-3).
La promesa de este texto se la hizo Dios a Ciro, al confiarle la misión de derrotar al poder babilónico y liberar a su pueblo cautivo. Esta promesa vale hoy para ti, que necesitas enfrentar los desafíos que la vida te presenta. El Señor irá delante de ti, enderezará los lugares torcidos… y todo lo demás. Ciro conquistó Babilonia de un modo milagroso, descrito en Daniel 5. El historiador Herodoto relata que, mientras el rey babilonio Belsasar y su corte disfrutaban de una escandalosa bacanal, Ciro invadió la ciudad desviando la corriente del río Éufrates hacia un pantano cercano.
Los niveles de las aguas del río disminuyeron y las tropas de Ciro entraron aprovechando el agua rasa. Aun así, los persas no hubieran sido capaces de entrar si no fuese porque las murallas de bronce de la ciudad interna, inexplicablemente, habían sido dejadas abiertas. Sin duda Dios abrió las puertas de Babilonia para Ciro, como lo había prometido en los días de Isaías, doscientos años antes de que sucediera.
En Acción
La misión que tienes hoy ante ti ya fue cumplida en lo básico. Apodérate de la promesa divina y lo comprobarás. Pero la fe no es esperar que Dios lo haga todo. Los milagros no caen del cielo a los místicos que se pasan el día en casa de rodillas y ayunando. La victoria es de los que, como Ciro, salen a la batalla, pero lo hacen en el nombre de Dios.