12 de julio | TODOS
«¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti! Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones; pero sobre ti amanecerá Jehová y sobre ti será vista su gloria» (Isa. 60: 1-2).
En el atardecer de los siglos mengua la vida del planeta cansado. Flota en el aire un fino olor de tarde agobiada, nubarrones oscuros aparecen en el horizonte. Semejan una sábana teñida de luto que se esfuerza por esconder la claridad de las almas. El mundo gime los estertores del desequilibrio humano. Calentamiento global, industrialización voraz que maltrata los recursos naturales. Como consecuencia del desatino universal, soplan huracanes, bajan aluviones enloquecidos de las alturas, la tierra tiembla y las aguas de los mares sepultan multitudes.
Admira saber que siglos atrás Isaías anunció lo que vendría, tiempos «oscuros» para las naciones. La Palabra divina no se refiere solo a los cataclismos naturales. «También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos. Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanidosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemigos de lo bueno, traidores, impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella» (2 Tim. 3: 1-5).
Ante este sombrío panorama, el mensaje de Dios a sus fieles es: «¡Levántate, resplandece!», pues, como hemos leído arriba, el Señor nos ilumina. Es un reto a salir del evangelio teórico de la iglesia y a adentrarnos en las calles repletas de gente reflejando el carácter de Jesús.
El evangelio no es solo una palabra bonita, es sudor que alivia el dolor, lágrima que limpia la culpa, mano que se extiende para aliviar la aflicción del que sufre.
En Acción
«La belleza del carácter de Cristo se verá en sus seguidores» (Elena G. White, El camino a Cristo, pág. 58). ¿Crees y vives este tipo de evangelio? Si así es, «sobre ti será vista su gloria», es decir, el carácter divino. Otros podrán conocer a Jesús a través de ti y querrán saber más de él. Canta “¡Levántate, resplandece!” (si es posible, con tu familia).