14 de julio | TODOS

¿En qué fue infiel Israel a Dios?

«Yacemos en nuestra vergüenza, nuestra ignominia nos cubre; porque pecamos contra Jehová, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová, nuestro Dios» (Jer. 3: 25).

Dolía pronunciar este mensaje, le incomodaba en las profundidades del propio ser. Jeremías sentía como si, solo de pensarlo, el pueblo ya estuviese sufriendo, incluso bajo el silencio del más bello azul turquesa del firmamento. Eran tiempos del reinado de Josías, el joven monarca que estaba dispuesto a realizar reformas trascendentales en el pueblo de Israel.

El llamado pueblo de Dios había abandonado a su Creador y había fabricado idolillos a los que servía. Pero el Señor amaba a su pueblo descarriado, a pesar de su rebeldía, y en la voz de su profeta lo invitó a regresar: «Vuélvete, rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová; no guardaré para siempre el enojo» (Jer. 3: 12)

Por desgracia, los rebeldes israelitas no hicieron caso a ese llamado; pero, cuando las cosas se pusieron feas y los planes humanos del pueblo no salieron como soñaban, reflexionaron y llegaron a la conclusión de que la causa de sus problemas era su alejamiento de Dios. Entonces, con lágrimas expresaron las palabras de vergüenza que recoge el versículo de hoy.

¿Cuál había sido el pecado de los israelitas? Ellos mismos confesaron: «No hemos escuchado la
voz de Jehová nuestro Dios». ¡No es sensato rechazar la voz del Señor! Él te habla a través de su Palabra; si no le prestas atención, tu corazón se endurece y corres el peligro de desoír hasta la última voz del Espíritu Santo.

En Acción

¿Qué harás hoy con la voz de Dios? Plantéate si quieres oírla y seguirla ya, o prefieres esperar a que la vergüenza te llene de lágrimas. Ah, y no olvides en ningún momento que él te acepta como eres y solo desea tu bien.