21 de enero | TODOS

Os tomaré como mi pueblo

«Os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy Jehová, vuestro Dios, que os sacó de debajo de las pesadas tareas de Egipto» (Éxo. 6: 7).

Moisés cayó de rodillas ante de la presencia de Jehová y dejó que las alas de su corazón alzaran un vuelo silencioso, en reverente devoción al Dios de sus padres. Había aceptado el llamado divino para liberar a su pueblo, pero era consciente de que el camino a la libertad sería árido, sin agua ni sombra. Caminos de arena seca, habitados por chacales solitarios y serpientes ardientes.

Lo peor, tal vez, no fuesen las dificultades del terreno en agonía, sino la sequedad de las almas esclavas, a las que debía devolverles el sueño de la libertad. ¿Cómo sembrar aspiraciones en el corazón de un esclavo? Habían pasado más de cuatro siglos desde que los descendientes de Jacob llegaran a Egipto. La generación presente parecía un árbol viejo cuya corteza arrancada dejaba al desnudo la carne húmeda y el corazón desprovisto de lozanía.

En ese contexto, Dios le repite a Moisés dos veces seguidas la expresión: «Os tomaré como mi pueblo y seré vuestro Dios». Nada genera tanta seguridad en el alma turbada como lo hace el sentido de pertenencia. Tú no eres una estrella errante, vagando en el universo. Eres un hijo amado de Dios. Él está contigo y no te abandonará.

El Señor siempre quiso formar parte de tu vida. Él jamás se cansa de buscarte hasta hallarte, aunque sea en un lugar yermo, seco y sin vida, para devolverte la libertad que perdiste y darte un futuro de paz y felicidad.

En Acción

Agradece hoy a Dios, conmovido, por su gran amor y porque jamás se cansa de buscarte. Canta “Mi pueblo” (si es posible, con tu familia).