7 de agosto | TODOS

Conozcamos al Señor

«Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra» (Ose. 6: 3).

El profeta Oseas pasó por una experiencia dolorosa. Dios le ordenó buscar como esposa a una mujer con un pasado turbulento. Esta no es una simple alegoría. El Señor permite, muchas veces, que sus siervos pasen por el fuego de la prueba para que encarnen su mensaje y hablen desde lo profundo del alma y la experiencia vivida.
En aquellos tiempos los israelitas vivían contaminados por la religión y la cultura de los cananeos. Los campos productivos del país extranjero y la fertilidad de sus rebaños se atribuían a la bendición de los dioses y diosas paganos de la fertilidad. Y, de manera imperceptible, la cultura del ambiente que los rodeaba los fue cautivando, así que muchos hijos del pueblo de Dios llegaron a practicar ritos licenciosos e inmorales, al tiempo que ofrecían sacrificios a Jehová. Se habían hundido completamente en la idolatría de sus vecinos. Habían traicionado al Señor.
El problema moral y espiritual de Israel se describe en Oseas 4: 6, donde el Señor declara: «Mi pueblo es destruido porque carece de conocimiento». El profeta entonces inicia una cruzada de retorno a Dios y a sus principios. Espera que el pueblo reconozca su rebeldía y se vuelva al Señor. «Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová».
Conocer a Dios es todo. No se trata de un conocimiento teórico sino de una experiencia real. Es fruto de la convivencia diaria con nuestro Padre a través del estudio de su Palabra centrado en Jesús y una vida de oración y de testificación. Recordemos además que es un conocimiento que se autorreproduce: «No podemos conocer a Dios a menos que aceptemos en nuestra propia vida el principio del amor desinteresado» (Elena G. White, Maranata, pág. 90).

En Acción

¿Conoces a Jesús? Mientras él estuvo en la tierra dijo que la vida eterna era conocerle (ver Juan 17: 3). ¿Deseas vivir con él una experiencia de amor, unión y amistad permanentes? Canta “¡Conozcamos al Señor!” (si es posible, con tu familia).