8 de agosto | TODOS
«Vuelve, oh, Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído» (Ose. 14: 1).
El tema central del libro de Oseas es el retorno de un pueblo infiel. En su propia experiencia, el profeta recibió una y otra vez a su esposa desleal. En la tercera ocasión se resistió a perdonarla, pero el Señor le dijo que debía hacerlo porque su pueblo era como la esposa infiel, y Dios siempre estuvo dispuesto a aceptarlo de nuevo.
Esta es la razón por la que el profeta suplica al pueblo que vuelva a su Dios. Aquellos hombres y mujeres se apartaron del Señor, lo abandonaron y le dieron la espalda, pero el profeta no les dice: «Os fuisteis lejos», sino: «Habéis caído».
La idea del profeta es que apartarse de Dios significa caer. Buscas libertad y caes en el profundo abismo de tus pasiones. Anhelas prosperidad financiera y desciendes al abismo del insomnio y la angustia existencial.
Un día en el cielo, Lucifer se rebeló y se apartó del Creador, y el profeta expresó con lamento: «¡Cómo caíste del cielo Lucero, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: “Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios”» (Isa. 14: 12-13).
Muchos seres humanos hoy creen que Dios es el obstáculo que les impide alcanzar sus aspiraciones y sueños, pero el Señor les advierte: «La soberbia de tu corazón te ha engañado, a ti, que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada, que dices en tu corazón: “¿Quién me derribará a tierra?”. Aunque te remontaras como águila y entre las estrellas pusieras tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová”» (Abd. 1: 3-4).
En Acción
Si alejarse de Dios es caer, volver a él es levantarse. ¿Prefieres seguir postrado, o ser útil para los demás y para ti mismo?