14 de agosto | TODOS
«Levantaos y andad, porque este no es lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente» (Miq. 2: 10).
Bañada por las aguas azules del mar Mediterráneo, Ceuta, una ciudad española autónoma, se ha visto agitada repentinamente. Sus calles se han transformado en escondrijos de inmigrantes que evitan ser hechos presos por la policía. El bosque nutrido de vegetación, las grietas abiertas en algunos bloques de hormigón, el cementerio y hasta los desagües esconden las sombras anónimas de personas que buscan «un lugar seguro para vivir». Hombres, mujeres y niños; muchos de ellos, heridos, fatigados, sucios, comen solo gracias a los vecinos que se apiadan de ellos.
Bilal, de diecinueve años, y Yawad, de diecisiete, pasan la tarde agazapados en un canal de menos de medio metro de altura que descarga las aguas fluviales. El canal, profundo y oscuro, está lleno de algas y basura, invadido por un hedor nauseabundo, pero ellos permanecen allí escondidos porque sueñan con llegar un día a un lugar mejor.
Israel en tiempos del profeta Miqueas vivía una situación parecida, pero Dios los exhortó a que se levantaran y anduvieran porque aquel no era el lugar de descanso que el Señor había preparado. Era tierra contaminada y corrompida.
Estas palabras divinas llegan a nosotros hoy. Esta tierra en la que vivimos nos engaña con facilidad. El brillo de lo que llamamos felicidad es pasajero y fugaz. Existe una tierra mejor donde se encuentra la casa del Padre, y de donde nunca deberíamos haber salido. Este mundo está contaminado y terriblemente corrompido. Somos migrantes. No hay más tiempo para continuar vagando en este planeta de dolor y sufrimiento.
En Acción
Sal de donde estás si te encuentras estancado. Dispón tu mente para avanzar en Jesús y dejar que él te guíe a una tierra mejor. Experimenta desde ya la realidad de la vida eterna conociendo al Dios con quien vivirás para siempre.