19 de agosto | TODOS
«En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: “¡No temas, Sión, que no se debiliten tus manos!”. Jehová está en medio de ti; ¡él es poderoso y te salvará! Se gozará por ti con alegría, callará de amor, se regocijará por ti con cánticos» (Sof. 3: 16-17).
El versículo 16 empieza diciendo «En aquel tiempo». ¿A qué tiempo se refiere? Habla de un tiempo futuro, pero Sofonías escribió en los días de Josías, el rey reformador. Los rollos de la ley habían sido descubiertos y un espíritu de reavivamiento se había apoderado del pueblo.
Las ondas del mal se propagan con rapidez, pero, cuando el Espíritu de Dios trabaja, las ondas del bien también se difunden a una velocidad extraordinaria. El testimonio positivo de una persona es contagioso y eso era lo que sucedía en los tiempos de Sofonías.
Ante ese cuadro maravilloso, el profeta invita a su pueblo a no temer. El enemigo no se siente feliz cuando el pueblo reacciona positivamente a la obra del Espíritu Santo, y hace todo lo posible por arruinar el ambiente espiritual. Pero en Dios el pueblo puede conservar la alegría.
No hay que bajar los brazos cuando se levantan voces contra el reavivamiento de los hijos de Dios, no tienen por qué debilitarse las manos, no ha lugar al temor, y la razón es simple: quien tiene el control es el propio Dios, él se halla en medio de sus hijos y él los salvará.
Sin embargo, la actuación divina va más allá del cuidado protector a sus hijos. Él se deleita, se regocija, se alegra y canta.
Cierra los ojos por un momento e imagina a Dios cantando. No puede haber momento más sublime y glorioso que ver al Señor entonando melodías de alegría por ver a sus hijos andando en sus caminos.
En Acción
¿Deseas ser motivo de alegría para Dios? Entrégale tu vida, ríndete a sus pies y permite que su Espíritu tome posesión de tu ser entero. Canta “¡No temas!” (si es posible, con tu familia).