20 de agosto | TODOS
«Porque así dice Jehová de los ejércitos: “De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos”» (Hag. 2: 6-7).
Se calcula que la construcción del complejo de edificios más caro del mundo, el famoso Marina Bay Sands, en Singapur, costó 6.000 millones de dólares; sin embargo, el templo que Salomón dedicó a Dios, estaría valorado hoy en más de 7.000 millones de dólares, solo en lo que tiene de oro; es decir, sin contar la plata, las piedras preciosas, la madera fina y el mármol.
Por desgracia, el templo de Salomón fue destruido por el ejército babilonio. Años más tarde, tras el exilio, fue reconstruido, pero sin la espectacularidad ni el brillo del primer templo.
Las palabras del profeta Hageo fueron pronunciadas al fin de la reconstrucción del templo, desde el punto de vista humano inferior al de Salomón. Nada superaría la hermosura del primer templo; sin embargo, Dios dijo que la gloria del segundo superaría a la del primero.
¿En qué sentido se cumpliría esta profecía? Dios mismo responde al decir que «vendrá el Deseado de todas las naciones». Se refiere a Jesús, el Redentor que vendría al mundo a salvar a la humanidad. Nació como un niño y a los ocho días fue llevado al templo reconstruido en los días de Hageo. La presencia de Jesús le dio una gloria incomparable a ese templo.
La lección que aprendemos es que la gloria de una persona no se mide por la belleza exterior, ni por los dones o capacidades que pueda tener. Lo humano es pasajero. Ni el oro, ni la plata, ni las piedras preciosas pueden eclipsar el brillo de una persona que tiene a Jesús en el corazón. La gloria se refiere al carácter de Dios y a cuando sus hijos lo reflejan.
En Acción
Muchas personas no disciernen bien los auténticos anhelos de su corazón. Ignoran que este no desea nada más que encontrar a Jesús. ¿Y tú, lo has encontrado ya para colmar tus anhelos?