25 de agosto | TODOS
«He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición» (Mal. 4: 5-6).
Muchas personas en los días de Jesús creían que era Elías resucitado, debido a esta profecía de Malaquías sobre el regreso del profeta a la tierra, antes del día «grande y terrible». Pasaban por alto el hecho de que el día «grande y terrible» no se refería a la primera venida del Mesías, sino a la gloriosa aparición de Jesús con ocasión de su segunda venida.
El capítulo 4 de Malaquías comienza así: «Ciertamente viene el día, ardiente como un horno, y serán estopa todos los soberbios y todos los que hacen maldad. Aquel día que vendrá los abrasará, dice Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama» (vers. 1). Está claro que este es el día final de este mundo de pecado. Pero antes de que llegue, el mensaje de reavivamiento y de reforma que predicó Elías volverá a ser predicado con un poder nunca visto.
Ese mensaje será el llamado final a la humanidad, una invitación al arrepentimiento y a la reforma dirigida a todos los que deseen prepararse para el encuentro con Jesús. Será el sonido de la trompeta que anuncia la llegada del Rey de reyes y Señor de señores.
En el libro de Apocalipsis se anuncia: «En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Decía a gran voz: “¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado! ¡Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!”» (Apoc. 14: 6-7).
En Acción
¿Qué sientes cuando lees eso de «el día grande y terrible»? No temas, ¡Jesús es tu refugio y tu libertador! Y él desea que así se lo hagas ver también a quienes aún no le conocen.