7 de septiembre | TODOS
«De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas» (Mat. 24: 32-33).
El capítulo 24 de Mateo registra las señales de la segunda venida de Cristo, mencionadas por él mismo. En principio, son señales de la destrucción del templo por mano de los romanos, pero por extensión también se refieren al fin del mundo. Antes, poco antes del retorno de Jesús, habrá guerras y rumores de guerras, terremotos, huracanes, desastres climáticos frecuentes, epidemias incontrolables que diezmarán a millones de personas, etcétera. Estos desastres no son el fin, sino tan solo el preámbulo del acontecimiento culminante del planeta, la triunfal segunda venida de Jesús para llevar con él a sus redimidos.
Aunque se habla de tragedias, audaces engaños y violencia, el propósito de Jesús no es describir la situación caótica del mundo antes de su regreso, sino invitar a sus hijos a que se preparen para ir con él al reino de los cielos. Por eso les dice que observen y aprendan de la higuera. Cuando las ramas se ponían tiernas y brotaban los higos después del invierno, todo observador de aquella región sabía que el verano se aproximaba. Así también hemos de hacer los cristianos. Al observar lo que sucede en nuestros días, debemos saber que la venida de Cristo se aproxima.
No hay más tiempo para la inercia espiritual o la indiferencia. No hay lugar para la indecisión. El mundo se cae a pedazos. Hay decadencia moral por todas partes. Los estudiosos del clima señalan un trágico futuro que se avecina como potro desbocado. Hoy es el tiempo de preparación. ¿Estáis listo tú y tus amados?
En Acción
Cuando pienses en los eventos del fin, cuando sientas que las señales los anuncian, ¡no temas! Reconoce en ello el valor de la profecía cumplida y, sobre todo, agradece a Jesús que nunca dejó de velar por ti (ni siquiera antes, mucho antes, de que nacieras).