12 de septiembre | TODOS

Lleva tu cruz

«Llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”» (Mar. 8: 34-35).

El Maestro de Galilea se dirige en esta ocasión a todos los seres humanos, «la gente y sus discípulos». Es una convocatoria a la vida eterna. Todos son invitados a ser ciudadanos del reino de la vida, y Jesús es el camino. Él es quien nos llevará al Padre. No hay otro nombre bajo el cielo en quien podamos ser salvos. Por tanto, si alguien desea disfrutar de una vida plena y con sentido, le basta con seguirle, lo que implica negarse a sí mismo y tomar la cruz.

¿A qué cruz se refiere el Maestro? No es solo la renuncia al mundo presente y sus atracciones. Es más que eso. «Negarse a sí mismo» significa abandonar la absurda idea de que es posible alcanzar la plenitud de vida por la autodisciplina, o por la fuerza de voluntad. Quien «desea seguir a Cristo, […] andar en sus pisadas, hallará que tiene que negarse a sí mismo y llevar su cruz en ese camino. Todos los que sigan a Cristo entenderán lo que esto envuelve» (Elena G. White, Manuscritos selectos, t. 3, pág. 288).

La salvación no es la recompensa ofrecida a los que demuestran que son buenos ciudadanos o excelentes miembros de una determinada iglesia. La salvación está fuera del alcance humano. Si alguien pudiera hacer algo para salvarse, el Señor Jesús no tendría por qué haber venido al mundo. Él vino justamente porque la pobre criatura humana estaba hundida en el pozo de la desesperación y nada podía hacer para salir.

Sin embargo, Jesús apareció en la historia para invitar a los que estaban perdidos a una nueva dimensión de la vida. «Niégate a ti mismo, dijo, y ven en pos de mí. No confíes en tus fuerzas, confía en mí. Yo soy el camino».

En Acción

Por instinto, tu ego te indica a menudo un camino que no es el que más te conviene realmente. De ahí la necesidad de que te niegues a ti mismo. Tenemos tendencias erróneas por naturaleza. En Jesús, solo en Jesús, pueden revertirse para que tengas vida de verdad. Canta “Lleve su cruz” (si es posible, con tu familia).