14 de septiembre | TODOS
«Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos» (Mar. 10: 43-45).
Existe mucho malentendido con relación al deseo de crecer y prosperar. Algunos consideran que el cristiano no debe ambicionar cargos de liderazgo y que para seguir las pisadas del Maestro debe limitarse a ser siempre un subalterno, ya que el reino de Dios no se encuentra en este mundo. Pero el propio Señor Jesús exhortó a sus discípulos diciéndoles que el que quiera hacerse grande debería estar dispuesto a servir. Él no dijo que nadie entre sus discípulos debiera ambicionar un cargo de liderazgo. Cristo no vino a anular en el corazón humano el deseo de crecer. Vino, sí, a enseñarnos el camino correcto para llegar al liderazgo. Ese camino es el servicio.
La vida de Cristo fue una vida de servicio. Nació, vivió y murió sirviendo, y hoy millones lo siguen alrededor del mundo. Serían capaces de dar la vida por él. ¡Qué pena que los seres humanos escojan el camino equivocado para crecer! La traición, la mentira, la falsedad y la intriga son caminos que te pueden llevar al poder pero no al liderazgo.
Para ser un líder necesitas ser admirado, amado y escuchado. Si eres simplemente oído y obedecido, pero no amado, no eres un líder sino un dictador. Hay en el mundo infinidad de pequeños dictadores convencidos de que son líderes.
Si eres trabajador de cualquier institución, no te sientas pecador por aspirar a un cargo mejor. Ese sentimiento es legítimo. Y quizá lo puso Dios en tu corazón. Sin embargo, recuerda el camino que te enseñó Jesús: sirve, sirve y sirve.
En Acción
Deja que otros te admiren y confíen en ti, pero solo si reflejas a Jesús y su espíritu de servicio. Deja que él guíe tu vida y te lleve a verdes pastos y aguas tranquilas. Puedes ser de bendición para quienes trabajan a tu lado. ¡Este es el plan de Dios para ti! ¿Lo aceptas? Canta “Él vino para servir” (si es posible, con tu familia).