8 de octubre | TODOS

Jesús te pide que lo ames y lo sigas

«Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos?”. Le respondió: “Sí, Señor; tú sabes que te quiero”. Él le dijo: “Apacienta mis corderos”» (Juan 21: 15).

A la orilla del mar, mientras el sol despertaba en el horizonte, entre el ruido de las olas y el canto de las gaviotas, el Señor le preguntó a Pedro si lo amaba. Tres veces. Como si no entendiera la respuesta de Pedro. Como si de pronto las palabras no fuesen suficientes para explicar lo que el discípulo deseaba explicar. La pregunta era sencilla y, por más que Pedro le daba también una respuesta sencilla, el Maestro de las cosas sencillas insistía una y otra vez.

De pronto, Pedro entendió que la respuesta que el Maestro esperaba no era solo una declaración teórica de amor. Las palabras, por más que describan los sentimientos más bellos, son incapaces de decir lo que solo puede decir el corazón. Con una mirada, tal vez, o con una sonrisa. No sé.

Jesús le estaba hablando a Pedro de lealtad, que es un valor humano, fruto del amor. A través de la historia, el hombre ha sido capaz de actos de heroísmo por lealtad hacia su país, hacia sus compañeros, amigos o familia. La lealtad se relaciona con el honor y la confianza, virtudes que son difíciles de ganar y fáciles de perder. Pero el discípulo había fallado en la prueba de la lealtad. A veces es más fácil morir por Jesús que vivir por él.

La pregunta del Maestro tenía como propósito afirmar en Pedro la convicción de su amor y, cuando percibió que el discípulo estaba seguro de amarlo, lo desafió a seguirle, enfrentando las dificultades que pudieran surgir en el camino. «Cuando eras más joven, te ceñías e ibas a donde querías, le dijo, pero cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras» (Juan 21: 18).

En Acción

Pregúntate si podrías hoy decirle a Jesús «Tú sabes que te amo». Y si respondes afirmativamente, ¿estás dispuesto a seguirle hasta el final?