12 de octubre | TODOS

¿Estarías dispuesto a morir por Jesús?

«Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y arremetieron a una contra él. Lo echaron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo» (Hech. 7: 57-58).

La turba parecía dominada por un espíritu diabólico. Aquel cóctel de sentimientos agresivos no podía ser solo humano. Había fuerzas demoniacas por detrás de los ataques a aquel hombre cuyo único delito había sido amar a Jesús. La muchedumbre no atendía a razones, gritaba enloquecida negándose a escuchar y a pensar, hasta apedrearlo. Esta es la corta historia de un ser humano que fue capaz de morir sin renunciar a su fe en Cristo.

Este mártir fue Esteban, quien murió contemplando la gloria de Dios y enalteciendo su nombre. De acuerdo con las leyes de su tiempo, podría haberse librado de la muerte si se hubiera retractado, pero Jesús no era una simple teoría o doctrina en la vida de Esteban, sino una persona real a la cual no podía ver ni tocar, pero con la que podía convivir diariamente por la fe. Y el crimen se ejecutó. Las piedras llovieron sobre él y segaron su vida.

La iglesia cristiana, en sus principios, fue perseguida con saña y furia. Los cristianos eran despedazados por las fieras en los circos, quemados vivos amarrados a postes impregnados de brea, padres e hijos eran separados, encarcelados y asesinados, y sin embargo la iglesia crecía. Nadie la podía detener. El mensaje del Cristo resucitado se esparcía como un reguero de pólvora incendiando al mundo de sus días con el fuego del evangelio.

Los tiempos han pasado. Aunque actualmente no es común que los cristianos sean asesinados por causa de tu fe, si eres coherente al vivirla, es probable que te critiquen y se burlen de ti, y que te vean anticuado y raro o “radical” y “extremista”. Tal vez aleguen que eres de mente estrecha y que necesitas adaptarte a los tiempos. Sí, hoy no necesitas morir por Cristo sino vivir por él. Ser leal a sus principios, pase lo que pase.

En Acción

Si se burlan de ti por seguir a Cristo, puedes tener la tentación de sentirte víctima. No caigas en ella. Quienes te tratan así solo reaccionan como saben hacerlo, y tal vez tú mismo lo hiciste con otros antes de aceptar a Jesús. Así pues, ¡ámalos más todavía!