29 de enero | TODOS

Dios pide que guarden el sábado

«Guardarán, pues, el sábado los hijos de Israel, celebrándolo a lo largo de sus generaciones como un pacto perpetuo. Para siempre será una señal entre mí y los hijos de Israel, porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y descansó» (Éxo. 31: 16-17).

Las expresiones «pacto perpetuo» y «para siempre» expresan el sentido de permanencia, perdurabilidad y perennidad. Ambos enunciados tienen que ver con la observancia del sábado por parte de los hijos de Dios. La indicación de guardarlo es para los que desean formar parte del «pueblo de Dios». Israel era el pueblo escogido en el AT. Dios lo denomina muchas veces: «mi pueblo», «mis hijos», «mi especial tesoro».

La idea es simple. El pueblo de Dios en esta tierra acepta la señal de identificación establecida por él. Es fácil de entender. No es una señal provisional, para una determinada generación, o por causa de una situación específica. Es una identificación permanente, perpetua, para siempre.

El sábado es señal entre Dios y sus hijos por causa de la Creación: «Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y descansó». Siglos después, Jesús vendría al mundo a restaurar la obra del Creador que había sido desfigurada por el enemigo de Dios. Trabajaría en favor de la salvación del ser humano, y un viernes de tarde, desde la cruz del Calvario, exclamaría: «Consumado está». Y en el sábado descansaría en la sepultura conforme al mandamiento. 

¿No son muchos los indicios de que el sábado es el día de reposo dado al ser humano?

En Acción

¡No dejes de aprovechar el don del reposo semanal que Dios nos regaló! El pueblo de Dios descansa en Jesús, de lo cual es símbolo el séptimo día. Canta “Guardaréis mis sábados” (si es posible, con tu familia).