23 de octubre | TODOS
«Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rom. 6: 23).
De niño oía decir a los adultos: «El que la hace la paga». Se referían al castigo por causa de la desobediencia. Pero cuando Pablo menciona la palabra ‘paga’ en este versículo, lo hace en el sentido de resultado o consecuencia, y no de castigo. Algunas versiones de la Biblia traducen la palabra como «salario». Una persona trabaja bastante para recibir finalmente un salario. El sueldo es el resultado de su trabajo.
El pecado es presentado por Pablo como un patrón despiadado y cruel que te hace trabajar de sol a sol y que, al final, te da como salario la muerte. Para entender correctamente el mensaje del apóstol, es necesario entender lo que significa el pecado. No es simplemente una mala acción. La acción es el resultado de una situación de alejamiento de Dios. El pecado es separación de Dios. Cuando Adán y Eva pecaron, antes de cometer el acto de desobediencia, se alejaron de Dios, lo abandonaron, y se acercaron del árbol que Dios les había dicho que no tocasen. La desobediencia fue el resultado de separarse de Dios.
Dios es fuente de vida. Es la propia vida. Mientras los primeros seres humanos permaneciesen al lado del Creador, se mantendrían conectados a la Fuente y vivirían la vida plena y abundante para la cual él los había creado. Pero ellos se apartaron voluntariamente del Padre y, al hacerlo, se alejaron de la vida y entraron en el territorio de la muerte. La muerte fue el resultado natural del alejamiento de la vida.
Todo estaría perdido para el ser humano por causa de su desobediencia, pero Pablo declara que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo. La nueva vida que el ser humano recibe cuando acepta a Jesús es una dádiva, un don, un regalo. Gracia pura. No hay participación humana. El ser humano destruyó todo, pero Dios lo reconstruyó, lo reedificó, lo hizo de nuevo.
La vida nueva en Cristo es una dádiva ofrecida a todos.
En Acción
¿Lo has notado? Nuevamente Pablo pone más el acento en la salvación que en la condenación, más en la vida que en la muerte. El pecado te paga con muerte; pero Dios, en Jesús, te regala la vida. Y además, a diferencia de la muerte, dice que es vida eterna. Canta “El don de Dios” (si es posible, con tu familia).