28 de octubre | TODOS
«Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Rom. 12: 1-2).
¿Cómo sería tu vida si hubiese sido solo el desarrollo de la voluntad divina? ¿Dónde estarías? ¿A dónde habrías llegado? Él tiene para ti planes que nunca subieron a tu mente. Si la voluntad soberana se hiciese realidad en tu experiencia, volarías por las alturas de la tierra y comerías la «herencia de tu Padre». Esta es promesa de Dios y no de hombres.
Sin embargo, para que los planes divinos se hagan realidad, necesitas presentar tu cuerpo como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Eso significa entrega, sumisión y aceptación de las instrucciones divinas en tus proyectos y planes diarios. «Es imposible que una persona presente su cuerpo como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, mientras continúa practicando hábitos que lo privan de su fortaleza física, mental y moral» (Elena G. White, Maranata, pág. 122).
Es preciso proceder de inmediato porque el llamado es ahora. No hay tiempo para la vacilación, ni la postergación. El llamado es hoy, mientras vives, sin demorarlo ni un solo día, pues además la respuesta será más fácil mientras tengas fuerzas y lucidez de pensamiento. El día se va, la noche viene, cuando nadie más tendrá la oportunidad de aceptar o rechazar.
En Acción
Con la mente reorientada, empezarás a ver que Dios no busca controlarte sino darte paz y confianza. Desea renovar tu corazón para que seas feliz y ayudes a otros a serlo también. Así pues, ¡no temas que el Espíritu te transforme! Canta “Un sacrificio vivo” (si es posible, con tu familia).