18 de noviembre | TODOS
«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios» (Col. 3: 1-3).
El mensaje del cristianismo es algo vivo. No se limita a la letra maravillosa de un concepto, sino que se hace realidad en el día a día de la existencia humana. Cualquier persona en cuya experiencia solo funcione la palabra del evangelio pero no su poder transformador, no puede afirmar que sea cristiana. Este es el mensaje del texto de hoy.
En los dos primeros capítulos de su carta a los colosenses, Pablo presentó asuntos doctrinales, pero en el tercer capítulo afirma que si el mensaje entró a la cabeza y al corazón, ha de exteriorizarse en las actitudes de la persona. Leemos hoy que eso implica buscar «las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios». Es decir, empeñarse en conocer el carácter de Dios que Jesús nos hizo patente.
«La incertidumbre y lo breve de la vida humana deberían inducirnos a meditar solemne y seriamente. Necesitamos arrepentirnos y convertirnos, necesitamos tener en cuenta la eternidad, poner nuestros afectos en las cosas de arriba, no en las que perecen por el uso, sino buscar las riquezas que duran para siempre, la justicia imperecedera» (Elena G. White, Cada día con Dios, pág. 225).
Al resucitar en Cristo, la vida que empezamos a vivir ya no es la misma que vivíamos. Por eso en el texto de hoy nos dice el apóstol que ahora nuestra «vida está escondida con Cristo en Dios». Ya no vivimos nosotros, sino que vive él en nosotros (ver Gál. 2: 20).
En Acción
¿Estás dispuesto a que tu ego pase a un segundo plano? Cristo quiere vivir en ti sus grandes obras de victoria. Todo lo que necesitas es permanecer escondido en Jesús. Entonces será a él a quien continuamente reflejes. Canta “Hacedlo de corazón” (si es posible, con tu familia).