19 de noviembre | TODOS
«El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Tes. 4: 16).
¿Por qué muchas personas carecen de esperanza ante la muerte de un ser querido? La cultura que nos rodea afecta inevitablemente a nuestras convicciones. Esta influencia suele excluir la perspectiva de la resurrección. Más bien sostiene una visión de la muerte como extinción eterna. Entre los creyentes prevalece la creencia de que el alma no muere (a menudo entendida como algo excluyente de una resurrección final). Pero además hay amplios sectores de la sociedad que contemplan el asunto de manera muy vaga y borrosa, sin saber a qué atenerse, y como si el hecho de morir diera paso, mayormente, al misterio más absoluto.
Estas visiones sobre la muerte dominan los más diversos ámbitos, sean la cultura popular o incluso los sectores más intelectuales. Es frecuente, además, creer en la reencarnación y otras vidas. No es común oír decir que cuando el hombre muera, el cuerpo irá a la tierra y el soplo de vida volverá a Dios hasta el día de la resurrección.
En los días de los tesalonicenses también había mucha incertidumbre sobre qué acontecía con el ser humano después de la muerte. Pero Pablo es categórico al enseñar que los muertos duermen y que resucitarán cuando Jesús regrese. Y en el versículo de hoy se refiere a la vuelta a la vida de los que mueren en él.
La resurrección es un hecho seguro para el apóstol. Esto es importantísimo. No hay por qué tenerle miedo a la muerte. Se trata de un estado temporal y pasajero, similar a un sueño del cual despertaremos cuando Jesús regrese. Pablo termina diciendo: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (1 Tes. 4: 18). Esta promesa bíblica debe animar a los que aún estamos vivos, y recordarnos la necesidad de mantener la esperanza.
En Acción
Vive en Jesús y no te asustes con la proximidad de la muerte, pues al sonar la trompeta ciertamente resucitarás junto con los redimidos de todos los tiempos que ya descansan. Canta “Siempre con el Señor” (si es posible, con tu familia).