28 de noviembre | TODOS
«Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia» (2 Tim. 3: 14-16).
Eugenio cerró la novela de crimen, sexo y sangre que estaba leyendo. Se levantó del sofá, frente a la hoguera, se dirigió a la ventana y la abrió para ver qué sucedía fuera. Su rostro caliente por el ardor del fuego recibió el aire helado de la noche de invierno.
El perro ladraba con insistencia. Eugenio lo llamó. El animal se acercó a la ventana y enseguida volvió hacia el pequeño bosque de al lado, ladrando. «¿Quién anda ahí?», gritó Eugenio, y su voz se perdió en la oscuridad y el frío. La única respuesta que obtuvo fue un fuerte gruñido del perro. El joven permaneció estático, pensando qué hacer. El miedo lo embargó. Había oído muchas historias de asaltos y él estaba solo aquella noche. Quiso entonces pensar en Dios, pero su mente, condicionada por la trama del libro, solo daba lugar al pánico, y su corazón temblaba. Se sintió más solo, temeroso y desamparado que nunca.
Todo lo que leemos, como lo que vemos y oímos, alimenta nuestra mente para bien o para mal. No somos invulnerables a su influencia.
En el texto de hoy, Pablo nos aconseja dejarnos influir por la Palabra de Dios, capaz de hacernos sabios. La Biblia es un libro realista pero positivo. Su mensaje, centrado en Jesús, nos inspira y nos da fuerzas y coraje frente a los desafíos de la vida.
La noche llega pero las promesas de Dios alumbran tu corazón. Surge la tormenta, pero no te amedrentas porque sabes que Dios te ha prometido que nada ni nadie puede destruir a los que confían en su cuidado protector.
En Acción
Confía en Dios y en su Palabra, recordando que en ella late la inspiración divina y que su protagonista es Jesús, la Palabra viviente. Que tu leitmotiv sea seguirle para llegar a ser como él. Canta “Toda la Escritura” (si es posible, con tu familia).