4 de febrero | TODOS
«Habló Jehová a Moisés y a Aarón, y les dijo: “Hablad a los hijos de Israel y decidles: ‘Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra’ ”» (Lev. 11: 1-2).
Caminos puros del alma. Humildes senderos trazados con las pisadas de otros que siguieron las instrucciones divinas en la historia. Nuestros pies andan sobre las huellas de los antepasados y afirman la senda para los que han de venir. Seguimos a un Dios que nunca falla y que todo lo sabe. Nos creó un día y conoce cada detalle de nuestro ser, incluido el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Mientras el pueblo de Israel caminaba por el desierto, Dios lo instruyó para que cada individuo disfrutara de salud plena. Lo educó incluso en relación con los alimentos que debía consumir. Ningún animal impuro debía formar parte de su alimentación. La santidad y la pureza, para ellos, debían andar juntas. «La distinción entre los comestibles limpios y los inmundos no era meramente un reglamento ceremonial o arbitrario, sino que se basaba en principios sanitarios» (Elena G. White, Patriarcas y profetas, pág. 545). No se trataba de ser santo solo en la hora de la adoración, en el tabernáculo, sino de seguir las instrucciones divinas las veinticuatro horas del día. La impureza no debía manchar el sendero de la justicia.
Sin embargo, la diferencia entre animales limpios e inmundos no fue dada solo para Israel. En los tiempos de Noé esa diferencia ya existía. La determinó Dios, que conoce el cuerpo de los animales y del ser humano. No era una ley ceremonial que acabaría cuando Jesús viniera al mundo. Era un consejo sabio para el cuidado del cuerpo, que es el templo del Espírito Santo.
La persona que hoy desea disfrutar de una vida sana tendrá mayor posibilidad de lograrlo tomando en serio las recomendaciones de Dios. Los israelitas respetaron los consejos divinos de la alimentación y les fue bien. No perderemos absolutamente nada siguiendo su ejemplo y las orientaciones de Aquel que nos creó y conoce el funcionamiento de nuestro organismo.
En Acción
Ora hoy por sabiduría para cuidar tu cuerpo y mantenerlo puro como templo que es del Espíritu Santo. No disfrutarás por ello menos de la vida, ¡todo lo contrario!