24 de diciembre | TODOS

¿Qué representan los sellos?

«Entonces vi que el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir con una voz como de trueno: “¡Ven!”. Miré, y vi un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco y le fue dada una corona, y salió venciendo y para vencer» (Apoc. 6: 1-2).

El momento es trascendental. Los seres vivos suspenden la respiración por causa de la solemnidad que se apodera del universo. En medio de la inmensidad se ve un trono y, sentado en él, un misterioso ser con un libro en la mano derecha, escrito por dentro y por fuera (Apoc. 5:1). El libro está sellado con siete sellos, pero de repente desfilan cuatro caballos de diferentes colores y sus jinetes anuncian muerte, sangre, espada, hambre y peste. Un cóctel de terror que engendra miedo y conduce a la desesperación.

¿Qué hay detrás de esos misteriosos caballos y sus jinetes? Para entender esta profecía es necesario recordar que existe un conflicto cósmico que empezó en el cielo y se trasladó a la tierra. A lo largo de la historia el enemigo de Dios ha tratado de atraer la adoración de los hombres para sí, y al mismo tiempo ha intentado desvirtuar la Palabra de Dios. Para conseguir esos dos objetivos emplea todos los medios posibles: engaña, seduce, miente, oculta, disfraza y, cuando eso no le resulta, persigue, usa la violencia, mata y destruye.

Muchos intérpretes consideran que los cuatro jinetes del Apocalipsis son portadores de juicios divinos. Se han rodado películas que presentan a esos personajes como vengadores que traen desgracias a la tierra. Pero esta profecía muestra el modo en que reaccionaron los cristianos frente a las embestidas del enemigo en los diferentes periodos de la historia. Al abrirse cada sello se exponen los ataques diabólicos y la respuesta de la iglesia.

Satanás busca conducir a los hijos de Dios a la rebeldía y a la muerte, y a que los humanos desoigan la Palabra de Dios. Nunca deja de atacar. A veces logró su objetivo, pero siempre hubo un grupo de fieles a Dios y a sus enseñanzas.

En Acción

Cuando leas pasajes del Apocalipsis como el de hoy, detente a meditar que a Jesús se le representa como «el Cordero», figura mansa donde las haya, en agudo contraste con la agresividad del diablo. ¿Qué te dice eso?