13 de febrero | TODOS
«Si Jehová se agrada de nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová ni temáis al pueblo de esta tierra, pues vosotros los comeréis como pan. Su amparo se ha apartado de ellos y Jehová está con nosotros: no los temáis» (Núm. 14: 8-9).
Todos los días amanecían las palmeras con más dátiles maduros destilando un almíbar dulce como la miel. Las parras cargadas de uvas se encorvaban casi hasta el suelo. Era tierra que manaba leche y miel. Dios ya le había entregado esa tierra a Israel. ¿Qué necesidad tenían ellos de enviar espías? Desde el punto de vista militar tal vez fuese una buena idea, pero no desde la perspectiva divina.
Con todo, los espías fueron a investigar. No encontraron nada que Dios no les hubiera dicho ya. Era tierra de abundancia, habitada por gente guerrera. Caminaron ochenta y ocho kilómetros observando la tierra prodigiosa que el Señor había prometido a Abraham y a sus descendientes. Se encontraban ahora a las puertas. Solo tenían que avanzar y echar mano de la promesa, pero fallaron.
Diez de los espías regresaron con un informe pesimista y mentiroso. «La tierra que visitamos traga a sus moradores», dijeron. ¿Y cómo entonces habían regresado con vida? «Sus habitantes son tan grandes que nosotros parecíamos langostas, delante de ellos», relataron (cf. Núm. 13: 32-33). ¡Mentira! Ningún ser humano, por pequeño que sea, puede parecer una langosta delante de otro. Pero el miedo es así. Te hace ver fantasmas. Gigantes imaginarios.
Sin embargo, Josué y Caleb reprendieron a sus compañeros, como leemos en el texto de hoy. Una gran lección es que no hay obstáculo infranqueable para los que confían en Dios. Los gigantes que vienen contra ti regresarán por el mismo camino por el que vinieron. La tierra donde fluye leche y miel es tuya. ¡Apodérate de ella en el nombre del Señor!
En Acción
Entrega hoy a Dios los «gigantes» y los problemas de tu vida con la certeza de que él te llevará a la verdadera tierra donde fluye leche y miel. Canta “Leche y miel” (si es posible, con tu familia).