18 de febrero | TODOS

¿Cuáles son hoy las ciudades de refugio?

«Habló Jehová a Moisés y le dijo: “ Habla a los hijos de Israel y diles: ‘Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán hacia la tierra de Canaán, señalaréis ciudades, ciudades que os sirvan de refugio, donde huya el homicida que hiera a alguien de muerte, sin intención’ ”» (Núm. 35: 9-11).

El culpable corre noche adentro huyendo de sus captores. Las cosas no salieron como él pensaba, la discusión acabó en sangre. Por eso huye desesperado buscando una ciudad de refugio. La ley mosaica decía que el culpable que llegase a una de ellas estaría seguro de la venganza de sus captores.

El AT presenta un sistema revolucionario de leyes dadas por Dios a su pueblo. El ser humano es precioso a los ojos divinos. Las leyes se enmarcaban en un pacto que entretejía justicia y gracia. El sistema judicial exigía castigar a los culpables de crimen intencional, pero Dios proveyó una «salida» para proteger a quienes cometiesen homicidio involuntario. El pecado no era pasado por alto, había un juicio, pero él ordenó que Israel separara «ciudades de refugio» donde las personas involuntariamente responsables de la muerte de alguien pudieran protegerse del vengador de sangre. 

Hoy no tenemos más ciudades de refugio, pero Cristo es nuestro refugio presente en medio de las tribulaciones. Nadie puede tocar la vida de alguien que corre a los brazos de Jesús en busca de seguridad y salvación. En el AT solo había refugio para los pecadores por accidente, pero hoy hay perdón para cualquier ser humano que reconozca su pecado, se arrepienta y clame por la gracia divina. El pecado no desaparece espontáneamente. Cristo asumió el pecado de todos nosotros y nos entregó su vida inmaculada. 

No hay más razón para pasar noches de insomnio. Hay perdón porque existe gracia. Y hay gracia porque la sangre inocente del cordero de Dios se derramó a raudales en la cumbre solitaria del Calvario. 

En Acción

Reconoce hoy tus fallos, arrepiéntete orientando la mente hacia el amor de Dios, y busca refugio en Jesús para todas tus incertidumbres.