5 de marzo | TODOS

El ejemplo de la vida de Caleb

«Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día. Tú mismo oíste entonces que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Si Jehová está conmigo, los expulsaré, como Jehová ha dicho» (Jos. 14: 12).

Josué estaba distribuyendo la tierra entre las tribus de Israel. Cada uno escogía su porción; el mejor suelo, la tierra más productiva y el terreno más llano. De repente Caleb se acercó a Josué y le dijo: «Dame los montes». ¿Qué? Sí, los montes. Aquellos lugares que nadie quiere, los montes donde todavía habitan los gigantes descendientes de Anac, que jamás fueron conquistados. La tierra árida y estéril.

Lo impresionante es que Caleb a estas alturas ya tenía ochenta años. No era un joven en busca de aventuras, y sin embargo continuaba siendo un hombre lleno de sueños, sin temor a enfrentar desafíos y sin contentarse con lo más fácil. Isaías un día diría: «Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (Isa. 40: 29-31).

Caleb es un gran ejemplo de alguien que depositó plena confianza en Dios. Él siempre estuvo decidido a confiar, desde el día en que Moisés envió a los doce espías a inspeccionar la tierra de Canaán. El informe positivo que presentó junto a Josué fue el fruto de su confianza en el Señor. Su secreto estaba en confiar en Dios, y esa confianza era resultado de su conexión diaria con él. «Lo que necesitamos ahora son hombres como Caleb, hombres que sean fieles y veraces» (Elena G. White, Joyas de los Testimonios, t. 2, pág. 29).

Cuando una persona confía en Dios y aprende a vivir en comunión con Jesús, no teme lo que venga. La vida no se acaba, no terminan los desafíos. Cada día es una nueva oportunidad de continuar poniendo en práctica los maravillosos planes de Dios. Hombres y mujeres de Dios son como el acero. Pueden quebrarse, pero jamás se doblegan. 

En Acción

No tengas miedo de enfrentar los desafíos y escoger lo más difícil si lo estimas necesario en conciencia. Confía en el Señor y pídele que te ayude a ser un Caleb moderno, pase lo que pase.