6 de marzo | TODOS
«De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres. Tomaron posesión de ella, y la habitaron. Jehová les dio paz a su alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres, y ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos» (Jos. 21: 43-44).
El texto de hoy presenta un resumen de cómo se cumplieron fielmente las promesas de Dios dadas al pueblo. Desde la salida del cautiverio en Egipto, durante el perigrinaje en el desierto y hasta la conquista de Canaán, el Señor acompañó a los hijos de Israel; los protegió, peleó sus batallas, les facilitó la posesión de la tierra y les dio paz.
Entre los muchos atributos que caracterizan a Dios, tres de manera especial están directamente relacionados con los seres humanos: su poder, manifestado en nuestra creación; su amor redentor, expresado a través de Jesús, que vino morir en la cruz por nuestros pecados; y su fidelidad constante, comprobada en el mantenimiento de nuestra vida y el cumplimento de sus promesas.
Jeremías, despues de pasar por momentos de incertidumbre y de cuestionar a Dios, dejó registrada de forma inequívoca su experiencia: «Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu fidelidad!» (Lam. 3: 23).
El Señor nunca falla. Fallamos los seres humanos, no él. Todo se cumple en la experiencia de los que andan con él cada día; de los que se dejan guiar y dirigir por su Espíritu y lo buscan por encima de todo. El gran desafío de la vida cristiana sigue siendo el de vivir todo el tiempo con Dios. Tiempo para meditar en su Palabra, abrirle el corazón como a un amigo, pero también para mantener una relación constante con él y así aprender a oír su voz. Y, por supuesto, tiempo y propósito para compartir el conocimiento de su salvación con otros.
Dios es fiel. Así como ocurrió con Israel, él cumplirá todas sus promesas en tu vida. ¿Estás dispuesto a hacer tu parte?
En Acción
Sabiendo que Dios cumple, ¡vive en paz y sin angustia! Mantente desde hoy en conexión permanente con Jesús. Confía en sus promesas seguro de que él nunca falla.