11 de marzo | TODOS

¿Qué hubo de especial en el nacimiento de Sansón?

«En Zora, de la tribu de Dan, había un hombre que se llamaba Manoa. Su mujer nunca había tenido hijos, porque era estéril. A esta mujer se le apareció el ángel de Jehová y le dijo: “Tú eres estéril y nunca has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo”» (Jue. 13: 2-3).

El pueblo de Israel clamaba en medio de la opresión, y Dios oyó el clamor de sus hijos y decidió enviarles un libertador. Esa fue la razón del nacimiento de Sansón. De ahí que el ángel le anunciase a la esposa de Manoa que tendría un hijo aun siendo estéril. 

Sansón nació de una mujer estéril. Dios quebró las leyes físicas. El joven israelita fue un milagro divino. El hijo de Manoa se transformó en un hombre fuerte, capaz de matar a un león como si fuera un cabrito, de derrotar a muchos hombres solo con la quijada de un asno, y de arrancar las puertas de una ciudad y cargarlas por muchos kilómetros. Un hombre tan fuerte que no existía cuerda capaz de sujetarlo. 

Sin embargo, su fuerza no era resultado de un programa de preparación física. Era poderoso porque Dios le había dado ese don. «El cuidado providencial de Dios había asistido a Sansón, para que pudiera prepararse y realizar la obra para la cual había sido llamado» (Elena G. White, El hogar cristiano, pág. 417). El Señor siempre concede dones a sus hijos. Los da, gratuitamente, porque tiene planes para ellos y misiones que asignarles.

Sansón, por desgracia, no entendió que había venido al mundo para ser un instrumento en las manos divinas. Fue consciente de su don, pero no de su propósito, y malgastó su fuerza, complaciendo sus propios intereses.

Nadie viene al mundo sin un propósito. Tú no eres el fruto de una simple acción humana. Llegaste a la vida como un milagro divino y con una misión. Que el Señor te ayude a ponerte en sus manos cada día a fin de cumplir la misión y el propósito que tiene para ti.

En Acción

Meditando en los dones o talentos que Dios te ha dado, cuestiónate si vives a la altura de los planes y los sueños de Dios para tu vida. Puedes dialogar sobre ello con personas cercanas (familiares, amigos…) para que te ayuden a ver en qué aspectos necesitas mejorar.